lunes, 15 de agosto de 2011

El Papel de la Mujer en la Lucha por la Unidad de Nuestra América

Asociación por la Unidad de Nuestra América

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El Papel de la Mujer en la Lucha por la Unidad de Nuestra América

Indice General

El Papel de las Mujeres en las Luchas de América Latina

Tania Jimena Hernández Crespo*

Soy María, soy Guadalupe, soy como tú, como tú, o como tú, como otras tantas de las mujeres que luchan, de las mujeres que lloran, de las mujeres que aman. Yo fui parte del botín cuando se cometió el ultraje, fui violada por las bestias que invadieron nuestros pueblos, soy la madre taciturna que parió al nuevo mestizo, que ha visto morir el día, ahogado con nuestra sangre. Vi los soles de mis hijos derramarse en los cadalsos, vi su sangre confundirse con el agua de los mares, he llorado por mil siglos, he derramado mi angustia. Soy tan sólo una mujer y esa es mi gran virtud, el ser altiva y hermosa porque soy la historia nueva, soy la patria, soy la flor, revolución, soy vida, soy muerte…

Anónimo

En tiempos en que se ha vaciado de contenido a muchas de las luchas de mujeres en América Latina, en que la experiencia como movimiento social, político y filosófico instala algunas en el espacio estanco de “lo posible”, a otras en la necesidad de transitar el camino de “pensar lo no pensado” de la mano de una historia y una genealogía de mujeres; y a muchas, a iniciar su camino de construirse mujer en la desmemoria y la permanente apelación a la amnesia histórica, que obliga a comenzar eternamente de cero. Instaladas, así, unas y otras en una encrucijada, no de fin de siglo ni milenarista, sino de revisión profunda de nuestras propias prácticas políticas y de nuestros deseos de cambio y de futuro. Volver a aventurarse a mirar la historia como un gran espejo que nos devuelva lo que hemos sido y lo que somos, nos coloca en la posibilidad de aprehender nuestra memoria y reubicarla en el centro de nuestra identidad y nuestras preocupaciones actuales.

Hablar del movimiento de mujeres y del feminista en tanto objeto histórico es asumir que se constituye como experiencia histórica a partir de un tramado de grupos y organizaciones que comparten una identidad colectiva, una suerte de cultura común —sumergidas en las prácticas cotidianas. En su devenir histórico el movimiento ha experimentado nuevas pautas culturales, nuevos sistemas de significación que con frecuencia se han opuesto a los de las relaciones sociales dominantes; por ejemplo, las maneras de vivir la sexualidad, el sentido de la democracia o la misma relación con la naturaleza, entre otros, se expresarán en nuevas formas de comportamiento frente a las cuales el viejo orden se resiste. Y en esa resistencia se juegan las fricciones y fragmentaciones del propio sujeto, que sucumbe a ellas, se divide, se multiplica, se atomiza y se polariza, abriendo un abanico nuevo de posibilidades. En otras palabras, no nos constituimos las mujeres como “sujetas” de la historia de una vez y para siempre, somos mutables y contradictorias en nuestra existencia y en nuestras memorias, en las palabras y en los gestos, en tanto vivimos y navegamos entre las oscuras aguas de un sistema que por naturaleza nos excluye, nos acecha y nos convoca a la amnesia.

Por ello, hablar del movimiento de mujeres, del movimiento feminista y su historia es reconocer la existencia de un conflicto: la exclusión, a partir del cual se articula y desarticula en distintos momentos históricos. Es reconocer la existencia de una “política sexual”, de la necesidad de una “habitación propia” y de un “no creas tener derechos”; sabiendo que no se nace mujer si no que nos construimos en este largo y contradictorio deseo y voluntad de ser y estar en el mundo. Es intentar hacer un análisis, no desapasionado, de lo que ha significado un movimiento que por más de un siglo ha puesto su energía, sus estrategias y sus conocimientos en el ámbito de lo público, intentando buscar un espacio, colarse por los intersticios del poder, negociar con él, diluyendo el cuestionamiento y la rebeldía que le son más propios.

Es intentar reflexionar sobre las demandas, los temas, la cooptación de ideas y personas que viene agazapada después de cada supuesto triunfo, de cada supuesta negociación, supuesta conquista que nos deja instaladas en el espejismo, en la desintegración y muchas veces en la desesperanza.

Una estrategia, tal vez la más experimentada por el movimiento a lo largo de su historia, ha pretendido “integrar a las mujeres a la vida política” en igualdad de condiciones o de oportunidades, colocando el énfasis de la igualdad, en la posibilidad de acceder a espacios de poder y decisión social, el llamado “empoderamiento”, para desde allí irradiar a toda la sociedad, y a todas las mujeres, en particular. El acceso a los distintos Parlamentos, a los Gobiernos y en la última década, a los distintos foros internacionales, ha sido parte de esta estrategia; así como la inclusión de una “agenda con las necesidades prácticas y estratégicas de las mujeres” a ser trabajada a nivel estatal y de los organismos, tanto de cooperación financiera como técnica, a nivel mundial, en un proceso permanente de negociación con las diferentes instancias nacionales e internacionales.

Si buscamos ejemplos en la historia, podremos observar cómo el movimiento de mujeres de la primera mitad del siglo XX, trascendió por el sufragismo y el acceso de las mujeres a la ciudadanía; no obstante si se hiciera un paralelo con la actualidad, era un movimiento que encerraba una propuesta mucho más rebelde y global, que sólo el ejercicio de la ciudadanía. De hecho, en la mayoría de los países latinoamericanos, planteaba prácticamente las mismas reivindicaciones que encontramos en todos los foros nacionales e internacionales, como larga lista de derechos: igualdad de acceso al trabajo, a la educación, a la salud, por mencionar algunos. La visión mayoritaria derivó en el acceso a la ciudadanía como el objetivo principal, a través del cual se conseguiría la tan anhelada “integración social” que posibilitaría transformar en conquistas las otras reivindicaciones. Poca agua ha corrido bajo el puente; aún en la mayoría de los países el reconocimiento oficial a los derechos de la mujer no pasa de ser una fórmula discursiva, cada vez que hay que referirse al “tema”.

La actualidad de las mujeres en América Latina no puede comprenderse sin la condición de sujeción a un orden social, económico, jurídico, opresivo e injusto, basado en muchos casos en el género, que conforma la sexualidad y determina nuestras vidas. Así pues, la dominación hacia las mujeres se articula con otras formas de dominio nacional, clasista, racista, étnico, etario y otras, forma parte de ellas, converge en su reproducción y encuentra soporte para su propia creación. Así, en todos los espacios, aunque sean explotados y subordinados, los hombres son poderosos frente a las mujeres. Por eso aún sometidos, conservadores, liberales, de izquierda, de base o dirigentes, comprometidos o enajenados, se aferran a su derecho “natural” de dominio. Los varones detentan y ejercen el poder. En cambio las mujeres en todos los niveles sociales están cautivas. Esto según Marcela Lagarde[1], es por que han sido privadas de autonomía vital, de independencia para vivir, del gobierno sobre sí mismas, de la posibilidad de escoger y de la capacidad de decidir sobre los hechos fundamentales de sus vidas y del mundo [2].

La doble (o triple) opresión a la que estamos sujetas las mujeres, nos mueve a replantear el compromiso desde las diferentes luchas de liberación que se están gestando en América Latina, pensar nuevamente en la liberación de las mujeres no sólo como la cuestión aplazada, sino como sujetos emergentes que son quienes están configurando una nueva alternativa y un nuevo paradigma al neoliberalismo.[3] Las mujeres conforman un sujeto histórico creciente en su crítica al orden patriarcal y en su permanente construcción cotidiana de la alternativa de género feminista que busca crear un espacio paritario, justo y de libertad para las mujeres y los hombres.[4] La participación de la mujer ha sido de suma importancia en los movimientos sociales; de acuerdo con Martha Lamas[5], casi el 80 por ciento de las feministas provienen de la izquierda.

Para poner en práctica cualquier reflexión que surja de movimientos socio-político-culturales, no es necesario contar con cambios legislativos o de estructura económica. Estos cambios al sistema político vigente son necesarios para garantizar la existencia de los cambios reales, pero para lograr cambios reales, no se necesita cambiar al poder, sino a la sociedad. No podemos cambiar todo el mundo, pero al menos sí el pequeño mundo que nos rodea. Lo interesante, es cuando ese pequeño mundo empieza a crecer[6].

La democracia, y por lo tanto las luchas democratizadoras, deben ser asumidas no sólo como régimen político o como una forma de gobierno, sino como un estilo de vida que debe impregnar la actividad cotidiana de toda la ciudadanía, de manera permanente. En este sentido, la democracia debe ser vivida en todos los ámbitos de la vida social como el familiar, laboral, escolar, político, cultural, etc. Implica, por lo tanto, una serie de derechos y obligaciones tomando como marco de referencia valores tales como la libertad, paz, respeto, tolerancia, igualdad, equidad, justicia, solidaridad[7].

El conocido hecho del primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, realizado en Bogotá, Colombia, en 1981, en que un pequeño grupo de mujeres, reunidas en función de su opresión, instaló en el imaginario colectivo, el 25 de noviembre, como Día Internacional Contra la Violencia hacia las Mujeres, generando un proceso abierto de instalación en el mundo de lo público del mecanismo de dominación más brutal de las mujeres, politizando los conflictos que se originan en el mundo de los afectos y en la construcción social. No fue un grupo de expertas, fue desde una concepción balbuceante de movimiento y desde la rebeldía histórica de las mujeres.

Moscovici menciona que desde hace veinte años, poco a poco, ciertos grupos de edad y sexo (mujeres, jóvenes, estudiantes) y otros calificados antaño como “desviantes” comenzaron a abandonar su papel de espectadores para tranformarse en actores sociales y afirmarse en el mundo político y cultural.

La democracia de género se basa en el reconocimiento de las especificidades de cada quien, en la igualdad entre los diferentes, en el establecimiento de diálogos y de pactos, en la equidad y la justicia para reparar los daños cometidos contra las mujeres y los oprimidos. La democracia genérica tiene como sentido la libertad en plenitud para todas y todos. Implica un pacto político abarcador de lo público y lo privado. De ahí la importancia de la reivindicación de las feministas chilenas: Democracia en el país y en la casa. Para lograrlo debemos promover las relaciones de solidaridad y cooperación, la igualdad de oportunidades, la distribución equitativa de los bienes, así como la participación política como vía para asegurar la democracia política.

Curiosamente hoy hablamos de feminismos y reconocemos la existencia de variados y distintos planteamientos, pero ha sido difícil llegar a esto en un período en que la apuesta central ha tendido a hegemonizar el discurso, agazapada tras un aparente ejercicio de diversidad, pluralidad y democracia.

Cuando ejercitamos el derecho a autonombrarnos y escogimos un apellido para nuestro feminismo: la autonomía, lo hicimos desde la voluntad de la existencia, en oposición a y desde diversas prácticas políticas; queríamos desde el discurso, recuperar la fuerza y la capacidad de asombro, la rebeldía y por qué no decirlo, también la insolencia frente a tanta mesura.

En este contexto surgieron las Cómplices, como propuesta política y filosófica en Chile y México en el transcurso de 1993, como la confluencia de procesos distintos, pero con la idea central de reconocer que existen distintos feminismos, explicitar las diferencias, autonombrarnos y apostar a la construcción de un espacio feminista desde la autonomía y la radicalidad.

Recorrer los textos pasados, los recuerdos, la historia como ejercicio cotidiano y de memoria activa, estuvo presente en ese ensayo de otra posibilidad en el hacer desde el ejercicio de la libertad... “Libertad para no estar de acuerdo, para desencontrarnos y para volver a armar los fragmentos de nuestro ser colectivo... libertad para escudriñar sin miedo nuestras historias y hacernos cargo de todos sus desafíos”. (“Otra cosa es con historia o ¿con qué historia es otra cosa?”).

Recuperar la posibilidad de la libertad y la rebeldía creadora en lo íntimo, lo privado y lo público. No de las otras, sino de nosotras y a partir de allí comenzar a cuestionar el andamiaje instalado que sostiene la lógica del dominio en todos los ámbitos de la vida. Partir del desafío de resignificar lo público, donde lo político sea desde la experiencia histórica de las mujeres y no desde otros intereses y, en aquellos aspectos que están limitando y cercenando su posibilidad de libertad. Sólo de esta manera se podrá impedir que se vuelva a parcelar y fraccionar esa experiencia concreta que significa ser mujeres, pues con ello se pierden las pistas para abordar y transformar la realidad desde otra lógica y desde otra visión e interpretación de la realidad.

Esto sólo es posible realizarlo en colectivos que nos permitan problematizar, cuestionar, reinventar y promover otros valores éticos en las relaciones humanas, en los distintos ámbitos en que se desenvuelven las personas. La experiencia de opresión y desigualdad permanente debiera hacer que los grupos humanos valoraran de otra manera las diferencias que existen en la sociedad, no como carencias sino más bien como la riqueza de ser “un o una otra” legítimo/a en la vida social, desde la propia experiencia. Así, la capacidad de las sociedades de expresar y asumir esas diferencias sería el primer recorrido para construir otras formas de convivencia humana, entre hombres y mujeres y con el mundo.

La posibilidad de retomar la palabra y el gesto pasa por una revisión profunda de nuestra historia de mujeres, revisar práctica y discurso, los fracasos, pero también tomar de la mano nuestras profundas rebeldías y nuestros deseos de cambiar de signos la historia y la vida, aunque no esté de moda en estas sociedades sumergidas en la desmemoria.

Cuando las personas no se pensaron más como sujetos obedientes a Dios, emperador o monarca, la noción de ellos como individuos, personas o pueblos, capaces de ser ciudadanos activos en un nuevo orden político, se pudo comenzar a desarrollar.[8] Para el caso de las mujeres como género cuando éstas no se piensan como sujetos dependientes de los otros, o mejor dicho cuando se dejan de percibir como objetos de los sujetos, pueden desarrollar la noción de sujeto femenino capaz de transgredir el orden con propuestas democratizadoras. La constitución de las mujeres como ciudadanas implica transitar de la dependencia a la autonomía, de la sumisión a la transgresión, del miedo y la culpa a la asertividad, de la negación a la afirmación. La ciudadanía es un derecho, pero fundamentalmente un ejercicio.

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* Licenciada en Psicología por la UNAM, estudiante de posgrado en Ciencia Política, FCPyS / UNAM.

[1]Lagarde, Marcela, (1993) “Los cautiverios de las mujeres”, en García Ramírez, Mayela, Entre las prohibiciones o los derechos o cómo ser ciudadanas y no morir en el intento.

[2] A este respecto Martha Lamas (1986) menciona que “a pesar de que la posición de las mujeres, sus actividades, sus limitaciones y sus posibilidades varían de cultura a cultura, parece ser que lo sí se mantiene constante es la diferencia entre lo concebido como masculino y lo concebido como femenino, donde a lo primero se le atribuye un estatus mayor que a lo segundo”. Lamas menciona que los papeles o roles sexuales serían asignados en función a la pertenencia de uno u otro género (Roles de género masculinos y femeninos). Véase Bustos Romero, Olga, “Los estudios sobre la mujer y la categoría de género en la investigación”, ponencia presentada en el Primer Coloquio sobre Problemas Teórico-Metodológicos acerca de los estudios de las mujeres y de los géneros en la UNAM, PUEG, México, noviembre de 1991.

[3] Patricia Camacho, (1997) “Mujeres, desarrollo, pobreza y liderazgo”; en Doble Jornada, 1 de septiembre de 1997.

[4] Según Cecilia Loria, feminista mexicana, psicóloga, que trabaja en el Grupo de Educación Popular con Mujeres (GEM) y en el Movimiento Ciudadano por la Transición Democrática en México, las opciones en las que ahora participan las mujeres son: 1) organizaciones conservadoras relacionadas con la Iglesia; 2) grupos, frentes y organizaciones ciudadanas que aglutinan a mujeres de diversas filiaciones ideológicas, partidarias, agrupando sobre todo a mujeres que luchan por la transición democrática; 3) las mujeres que directa o indirectamente participan en el EZLN, las que han tomado las armas, las que han protegido y acompañado de diversas formas al zapatismo, las encargadas de la solidaridad y denuncia, y 4) el movimiento feminista y de mujeres, quienes buscan integrar en los diversos ámbitos la perspectiva de género.

[5] La Jornada, 7 de diciembre de 1994, p. 33.

[6] Emanuel Gómez Martínez, (1998) “Bases zapatistas para un desarrollo alternativo”, ponencia presentada en el Congreso Nacional de Sociología.

[7] Bustos Romero, Olga, “Contradicciones entre democracia y sexismo. Análisis de un texto de educación cívica y cultura política”, UNAM, Sociedad Mexicana de Psicología Social.

[8] Held, David (1993), Democracy: From City-states to a Cosmopolitan Order, Stanford University Press, citado en García Ramírez, Mayela, Op. cit.

La juventud, más que la edad, es una categoría social: protagonismo

La juventud, más que la edad, es una categoría social: protagonismo

  1. La edad como criterio es insuficiente
  2. La juventud como etapa de moratoria social desde el adultocentrismo
  3. Las culturas juveniles un enfoque quizás más integral
  4. Protagonismo juvenil una posibilidad

De un tiempo a esta parte la Juventud, o Culturas Juveniles en nuestra sociedad, han empezado a adquirir un rol protagónico en muchos espacios, y básicamente en el campo social, en el caso del Perú simplemente pongo dos ejemplos: En Lima existen experiencias sumamente interesantes de la Juventud Organizada y cumpliendo un rol protagónico desde las Organizaciones Juveniles, por ejemplo la Coordinadora de Juventudes de Ate ,y recientemente el Comité Interinstitucional de Juventud(CIJA) del Agustino, o todo el Movimiento de la Juventud Barrial Organizada y quizás una institución poco conocida aún a nivel nacional el Consejo Nacional de la Juventud. (CONAJU), con principios como participación, equidad,descentralización juvenil entre otros referidos a políticas de Juventud.

Pero que es ser joven hoy en día?quien es joven, sólo quienes tienen determinada edad? O es algo mas que eso, aquí va algunas reflexiones al respecto, en ese sentido retomamos a Jorge Baeza Correa un destacado sociólogo chileno y algunos autores peruanos como Marco Bazan, Rafael Egusquiza o Sandro Macassi Lavander quienes nos dan algunas aproximaciones al respecto (1), sobre los modelos sociales de juventud que se han ido construyendo nosotros destacamos algunos aspectos positivos desde nuestra experiencia y desde nuestro modesto punto de vista.

LA EDAD COMO CRITERIO ES INSUFICIENTE

En esta perspectiva de Clasificación etérea se define como Jóvenes a todas aquellas personas que tienen entre 15 y 24 años. Esta definición fue acuñada por la ONU en 1983 y aceptada universalmente. El término de la Juventud coincide en la inserción del mundo adulto ya sea a través de quienes adquieren un trabajo estable o constituyen una familial (lo cual no es cierto porque hay Jóvenes que tienen familia y que tienen trabajo pero no por eso dejan de ser jóvenes).

Es decir, esta clasificación permite hacer comparaciones a nivel de la Edad, pero omite las condiciones del contexto, espacio temporal en el que se desarrollan los y las Jóvenes, es decir aquí el joven es solo un "número". Por ejemplo, en el campo rural en el Perú, esta categoría de juventud no existe, porque el niño es incorporado en las actividades agrícolas, por lo tanto asume un trabajo y un rol dentro de la Sociedad independientemente de la Edad.

Es mas el CONAJU ha considerado al menos "legalmente" que se consideran jóvenes a aquellas personas que están entre l5 y 29 años en su artículo 2 de la Ley de su creación, por lo tanto en ese sentido es interesante esta propuesta porque reconoce que la Edad es un criterio insuficiente para decir quien es joven en el Perú, y porque seguramente reconoce que un sector de la población durante estos últimos años hemos estado excluidos de la Sociedad y de las Políticas Sociales.

Por otro lado aquellos que realizan labor con jóvenes tienden a utilizar en su lenguaje eso de "los mayores y los menores" y consideran al joven como una persona sumamente limitada a hacer cosas, y se los ubica como objetos de diversas actividades, están invisibles, es sólo un número, hay que haceracciones a favor de ellos.""los jóvenes son los menores" criterio limitado y excluyente que solo considera la Edad.

LA JUVENTUD COMO ETAPA DE MORATORIA SOCIAL DESDE EL ADULTOCENTRISMO

Este análisis para definir la Juventud, pone énfasis en la Construcción de una Identidad siendo una etapa de definiciones a nivel afectivo, sexual, social, intelectual y físico motor. Esta etapa es la que los sociólogos llaman "Moratoria Social", es decir aquí el joven es considerado como una persona en preparación, en espera, para que? Para asumir "los roles del adulto", es decir, el ideal de "Hombre preparado para enfrentar al mundo" es el adulto, por lo tanto tiene que seguirse preparando, lo cual también es erróneo, ya que una de las principales causas de la construcción democrática del país ,ha sido posible gracias a un sector de la juventud que salió a las calles a manifestar su rechazo a la dictadura de Fujimori y a defender el estado de Derecho en el país(2), algunos dicen que este sector de la población se ha invisibilizado porque no tenía una propuesta sustentable a largo plazo, esto es discutible, muchos de ellos participan de distintas organizaciones Juveniles sean estas parroquiales, culturales, barriales, políticas ,etc. que falta articularse un poco mas es probable.

Esta visión también mantiene la posibilidad de no considerar la realidad en el que se desarrolla el sujeto. Es decir aquí se justifica ciertos "ritos sociales" donde se establece que el joven debe estudiar ,divertirse y prepararse para algo…es decir hay un "camino", pero aquellos que ingresan al trabajo o conforman una familia a temprana edad, rompen ese esquema, son criticados, Por Ejemplo ¿como se entiende actualmente a muchos Jóvenes que son padres a temprana Edad? Esto significa al menos formalmente "romper el camino establecido por los adultos" o "los ritos sociales", lo que es cuestionado por un sector conservador de la sociedad, sin preguntarse las causas.

Cuando uno se esta en camino, ese camino de espera, de moratoria para insertarse en la sociedad (moratoria social) uno puede avanzar o retroceder, como afirma Jorge Baeza, "esto se manifiesta afanosamente cuando muchos jóvenes buscan mas que el aprender a querer, el ser querido, estableciendo en más de una ocasión relaciones instrumentales y viviendo su experiencia de grupo (incluso pastoral), sólo como un refugio afectivo" un espacio infantilizado para ser querido".

Quienes realizamos Acompañamiento a los Integrantes de los Grupos Juveniles podemos constatar las grandes carencias afectivas que se manifiestan en ese sentido, y en el Caso del Perú, algunas explicaciones están en lo que la Comisión de la Verdad y la Reconciliación llama "las secuelas de laviolencia política y las heridas no curadas", pero este es solo un aspecto, donde los jóvenes hemos sido las principales victimas y "pagamos" las consecuencias: falta de autoestima, desconfianza, desestructuracion interna, violencia ,etc.

El Adultocentrismo es una visión del mundo donde replantea que solo los adultos, son las personas que están"preparadas"para dirigir la sociedad y que son el modelo de desarrollo social, adultez que se manifiesta en la experiencia, en la madurez, y en toda una visión del mundo.

Sabemos que la Cultura Adulta y el Adultocentrismo ha entrado en crisis, sino veamos todos los ejemplos de autoritarismo, corrupción que se han forjado en los últimos años, es por eso que los referentes o modelos que tenían las y los jóvenes ahora no existen, porque carecen de autoridad moral y coherencia, ahora para los jóvenes "no interesa el floro, o el rollo" importa mas el testimonio," Muéstrame tu vida, como lo haces y que haces , para recién escucharte y creer lo que dices" podría ser el lema de los Jóvenes actualmente.

Al respecto Marco Bazan Novoa (3) afirma que hay cuatro cosas que son las que nos dan madurez y que no están supeditadas al Adulto (Persona que tiene determinada edad social)

1.-La Familia: Al formar una Familia uno adquiere ciertas responsabilidades que le dan madurez al individuo, para sacar adelante los hijos, y todo lo que implica mantener una familia.

2.-El Trabajo: Cuando la persona trabaja desarrolla una serie de capacidades y la posibilidad de desarrollarse económicamente lo que le da madurez y capacidad para asumir y satisfacer sus propias necesidades por si mismo.

3.-La Participación Política: es decir que el individuo participa en alguna organización social, y a través de esta participación social, empieza a asumir roles en la sociedad que le da la madurez social suficiente para asumir un rol en la sociedad.

4.-Ideas Creíbles: es lo que Marco Bazan llama "la capacidad de pensar por si mismo" de tener un pensamiento original, y estar convencido de que sus ideas valen por si mismas porque él las fundamenta y cree en ellas y las vive, Madurez Intelectual diríamos nosotros.

Es decir pensar que Adulto es sinónimo de madurez es relativo, mas aun cuando en estos tiempos se ven actitudes infantiles en ciertos adultos, como la envidia, la hipocresía, la inseguridad, que los psicólogos explicarían mejor, al hablar del desarrollo de la autoestima y la subjetividad.

Lo que si compartimos es que pueden existir "jóvenes adultos" (4) que somos todos aquellos jóvenes que hemos adquirido cierta madurez, conforme a los criterios explicados por Marco Bazán y al cual hicimos referencia y que no necesariamente podemos tener o no familia, sino que estamos en una especie de transito o estilo de vida entre consolidar una profesión y formar una familia, y que de alguna u otra manera hemos asumido un compromiso social como parte de nuestro Proyecto de Vida.

LAS CULTURAS JUVENILES UN ENFOQUE QUIZAS MAS INTEGRAL

Esta tercera opción de ver a los Jóvenes es la que mira a la juventud como cultura Y Sandro Maccasi Lavander (5) diría Culturas Juveniles, se asocia a modos de pensar, sentir, percibir actuar que atraviesan las actividades de un grupo y los distinguen de otros, es decir aquí si se considera el espacio temporal y espacial, las cuales no eran consideradas por las visiones etáreas y de moratoria social desde al Adultocentrismo que analizamos anteriormente.

Lo que posibilita hablar de un grupo Social capaz de crearse a si mismo, en relación con los otros, con la naturaleza con Dios, y que puede construirsignos y símbolos y toda una visión del mundo, y con el mercado de consumo según Sandro Maccasi.

Aquí se ubican quienes creen que la Juventud es una construcción social, que se asocia a la formación de la sociedad industrial moderna y que ha adquirido fuerza en las ultimas décadas .Aquí se ubica lo que algunos suelen llamar Diferencias generacionales, los jóvenes del 80 no son los mismos que los jóvenes del 2000, e incluso algunos autores como Rafael Egusquiza (6) afirman que es dificil hablar de generaciones en estos tiempos por lavelocidad de los cambios que nos traen la tecnología y el Mundo Moderno, ya que un joven de 24 años ya es visto como "viejo"para uno de 18 años, sin entrar a la diferenciación de lo que es ser Adolescente y ser joven, diferencia que se debe hacer evidente porque no es lo mismo, aunque sólo por razones académicas en este artículo ,consideramos a los adolescentes dentro de los jóvenes.

Esta es una categoría que produce toda una serie de significados, de culturas y de visiones en el mundo, que se expresan en la forma de hablar, de vestir, en la música y en los valores que ellos manejan, los jóvenes de este tiempo por ejemplo ya no dialogan dicen algunos, los jóvenes chatean, un profesorespañol Carlos Feixa de la Universidad de Lleida acuño el termino generación @, para referirse a los jóvenes de este milenio , más desde la cultura adultocéntrica que desde las Culturas Juveniles, pero es una análisis de este autor español, que lo mencionamos como referencia.

Creemos que esta Visión aun cuando es mas integrada puede ser vista desde el Consumismo, y desde una Cultura que produce algo y consume algo, o desde una Sociedad que produce un determinado tipo de Juventud, pero mas vista desde el mercado sin, la posibilidad de avanzar hacia una propuesta de Sociedad Nueva, Culturas juveniles entendida como una forma de vivir en el mundo, pero sin actitudes para transformar ese modelo, hacia otro mejor.

PROTAGONISMO JUVENIL UNA POSIBILIDAD

El fundamento de esta propuesta es promovida desde el Instituto de Publicaciones, Educación y Comunicación José Cardijn y en los fundamentos que otorga Alejandro Cuassianovich desde lo que son los Jóvenes Adolescentes y Niños Trabajadores, haciendo referencia a Gerard Lutte, que "la juventud, niñez y adolescencia es una condición de marginación y subordinación impuesta a una clase de edad y que actualmente reclama un protagonismo social".

Marco Bazan (7) indica al respecto: La experiencia acumulada durante estos años a través de la juventud de antes, de hoy la de después y en particular la juventud barrial hace necesaria o quizás evidente la forja de la juventud como Movimiento Social, lo cual implica un compromiso protagónico de las y los jóvenes organizados por salir más allá de su micro entorno, para ubicarse desde él ante un contexto más amplio".

He ahí nuestra adhesión y en particular la necesidad de los Grupos Parroquiales que concentran un gran sector de la Población Juvenil, ya que laIglesia sigue dando espacios a los Jóvenes y la Pastoral Juvenil Orgánica ha elaborado importantes documentos al respecto, pero es necesario que estos grupos Parroquiales se proyecten hacia fuera, porque si reproduciéramos las vivencias juveniles de grupo en la Sociedad, sería un aporte interesante por la capacidad y calidad moral que albergan estos grupos organizados tan necesarios para nuestra sociedad desde un rol protagónico, y en lenguaje cívico "los grupos juveniles son espacios de construcción democrática, aunque muchos de sus integrantes no se dan cuenta de esto.

Marco Bazan desde la juventud popular, de los barrios, señala algunos enunciados de lo que significa el protagonismo como acción cultura y política y que copiamos textualmente en cursivas:

  • El protagonismo es participar en política que consiste en tener como parte de la sociedad al poder del estado. Creemos que es utilizar el poder en beneficio del bien común y en particular de los excluidos y marginados de la sociedad.
  • La voz desde el otro, distinto, diferente, desigual.
  • Los jóvenes constituyen un sector en condición de subordinación social, los Jóvenes del sector popular constituyen un sector de los jóvenes en condición de marginación social; los Jóvenes en extrema pobreza constituyen un sector de los jóvenes en condición de exclusión social.
  • El protagonismo popular de los jóvenes consiste en su participación directa en los asuntos políticos que les compete .,en auto representarse en los espacios de decisión sin intermediarios y la necesidad de dejar de ser jóvenes sociobiològicamente determinados.
  • No hay protagonismo real sin organización sectorial, peculiar, diferenciada de afirmación de identidades diversas a lo que se presume globalizado.(…)

Marco Bazan afirma también que es necesario un protagonismo juvenil que promueva y cambie la crisis de la cultura adulta, por lo que el reclamo, actuación y proyecto de los jóvenes por reconstruir las relaciones democráticas, paritarias, simétricas respetuosas, tolerantes y de aceptación de la alteridad de otras identidades se va convirtiendo cada día en el paradigma de las organizaciones de jóvenes"

No sin razón los jóvenes de este tiempo no creen nada de lo que dicen los adultos, y cuestionan su falta de coherencia, su hipocresía, mucha de esta "rebeldía según los adultos" es cuestionamiento a estas incongruencias de los adultos que no han sabido construir una sociedad mejor e inclusiva., y la posibilidad de que los jóvenes estén ya construyendo un nuevo modelo o Protagonismo Social.

En el año 1997 Un Grupo de Jóvenes salidos de las Canteras de la Parroquia San Miguel en la Urb. Simón Bolívar en Arequipa decidimos presentar una Lista para la Dirigencia del barrio, todos en su mayoría eran jóvenes adultos, bueno yo era el menor de todos estos jóvenes un poquito mayores que yo, tenia 23 años y participe como Secretario de Organización , en un barrio que fue fundado con la Ley de Pueblos Jóvenes que ya no existe y donde los titulares eran nuestros abuelos, y los pocos dirigentes que existían eran sólo un grupito de "señores casi de la tercera edad", Adultocentrismo al mas puro estilo, experiencia que será motivo de otro artículo(…)

Del modelo que tengamos de juventud, seamos jóvenes o no, dependerá mucho la necesidad de apostar por este protagonismo juvenil, que se contradice totalmente con el paternalismo, asistencialismo ,autoritarismo y toda forma que no reconozca la capacidad de los Jóvenes para resolver sus propios problemas, para elaborar propuestas porque tienen la capacidad para hacerlo, pero si no nos ubicamos o rompemos los modelos pre-establecidos por la cultura adulta , seguiremos creyendo que los jóvenes son un problema, son incapaces, etc.

La posibilidad de una sociedad mejor democrática, participativa, incluyente, solidaria, justa y fraterna esta en las y los jóvenes y en los niñostambién, desde esa perspectiva el aporte generacional de todos los jóvenes en cualquier tiempo y que debemos tener siempre (o de lo contrario envejeceremos) esta dado en lo que algunos llaman el espíritu juvenil:

  • La posibilidad de construir sueños y utopías.
  • La Capacidad para cuestionar modelos establecidos y que no funcionan
  • La Posibilidad de proponer nuevas cosas, distintas y bastante analíticas.
  • La Alegría, el optimismo y la vitalidad en lo que uno hace.
  • La Posibilidad de "tener mente abierta y tolerante para respetar lo diferente y hasta ambiguo quizás.
  • Las reserva moral que habita en los jóvenes dependiendo desde el marco de referencia en que se construya, nosotros creemos en los Jóvenes de Parroquia, otros apostaran por los Jóvenes de barrio, otros por los Jóvenes académicos, estas propuestas no deben ser excluyentes.
  • La Posibilidad de crear nuevos modelos superando lo que los adultos no hicieron bien o dejaron de hacer

A veces es bueno conocer otras experiencias, otros enfoques para entender el de uno mismo, hay coincidencia entre todos los estudiosos que no se puede ni debe hablar de juventud, sino más propiamente de "Juventudes" porque cada sector juvenil tiene sus propias características que lo hacen diferente y que a la vez lo enriquecen.

Sea esta también una posibilidad para motivarnos a leer mas el tema y construir mas y mejor con todos los y las jóvenes de todas las edades, condiciones sociales e ideologías diferentes, al final de cuentas lo que siempre nos debe unir es el Concepto de Perú, y si es de un Perú Joven, como de verdad lo somos, mucho mejor no creen?

(1)"Culturas Juveniles Acercamiento Bibliográfico-Jorge Baeza Correa. Chile 2002,

(2)Sobre todo desde el sector juvenil que nosotros le llamamos "los jóvenes académicos" ,básicamente estudiantes universitarios o Jóvenes profesionales.

(3)Marco Bazan es filósofo y ha escrito artículos sobre Protagonismo Juvenil y Juventud Barrial Organizada y es asesor del Movimiento Juvenil Organizado de Lima.

(4) Ver Revista "Iglesia Joven". Comisión Episcopal de Juventud. Julio 2002.Lima Perú. Pág.10.Ingrid Marx del ISPAJ de Chile comparte unainvestigación sobre Jóvenes Adultos en la Pastoral Juvenil

(5) "Culturas Juveniles, medios y Ciudadanía" Sandro Macassi Lavander- A.C.S,. Calandria Lima 2001

(6)Rafael Egusquiza es Director del Instituto de Pastoral Y desarrollo Juvenil y ha escrito varios artículos sobre Juventud desde los Grupos Juveniles Parroquiales

(7)Marco Bazan, pone bastante énfasis en los jóvenes de los sectores populares, pero creemos que debe diferenciarse este sector ,pero debe incluirse a todos los Jóvenes. Aun cuando sabemos que existen distintos tipos de Juventudes, lo que será tema de otro artículo

Por:

Jesús Macedo Gonzáles

Bachiller en Derecho egresado de la UNSA. Licenciado en Periodismo de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Mesa. Egresado de la Escuela Arquidiocesana de Catequesis de Arequipa. Asesor de la Pastoral Juvenil de la Parroquia San Miguel en Arequipa. Miembro de la Veeduría Ciudadana de la Comunicación. Integrante de la Red Voz y Mensaje.

POBREZA EN LATINO AMÉRICA

MONOGRAFIA

LA POBREZA EN LATINOAMÉRICA: FACTOR DE VIOLENCIA Y DE INESTABILIDAD SOCIAL. SU PROYECCIÓN PARA FINES DEL SIGLO COMO AMENAZA PARA LA SEGURIDAD DEL CONTINENTE AMERICANO.”

CNEL. (EJ.) FRANCISCO JOSÉ PACHECO SILVA.

VENEZUELA

WASHINGTON, DC. , MAYO DE 1999.


INTRODUCCION.

La pobreza representa un grave problema social que tiene implicaciones éticas, económicas y políticas consideradas como de primer orden. Sectores muy amplios de la población en nuestro Continente están afectados actualmente por una marcada situación de desempleo, de abandono, de hambre, de desnutrición y de marginalidad. Esta condición atenta contra los derechos humanos y coloca, al gran número de personas afectadas, en situación de constante desasosiego social por lo que la estabilidad democrática en muchos países Latinoamericanos se ve seriamente comprometida, ya que es difícil el pensar que ella pueda afianzarse en tanto grandes sectores son excluidos de la economía y de la sociedad.

La pobreza existente en Latinoamérica, es un reflejo de la gran desigualdad que atenta contra el crecimiento económico, que dificulta los procesos de integración e impide que se den las condiciones deseadas para afrontar las exigencias del desarrollo y garantizar la seguridad del continente.

¿Cuál es la situación de la pobreza en la basta región del Continente Americano y del Mar Caribe, en momentos en que nos acercamos a finales del Siglo XX y enfrentamos un proceso de integración económica regional que busca concertar mecanismos a futuro para una completa unificación?, ¿Cómo se proyecta hacia el venidero milenio el problema generado por la escasez de que padecen todo ese gran número de seres humanos afectados por la condición de miseria?, ¿Representa este problema social una amenaza para la seguridad del continente?.

Estas interrogantes, han orientado el esfuerzo para la realización de esta Monografía, trabajo de investigación, meramente documental, en el cual he abordado el tema, describiendo aspectos que he considerado necesarios para su comprensión, a la luz de la información existente en estudios pormenorizados del tema y datos aportados por Informes realizados en Organismos e Instituciones especializados.

En un Primer Capítulo se ha realizado un esbozo sobre la Historia de la pobreza y se han relacionado términos que permiten comprender los elementos básicos que infieren en la identificación de las categorías y clasificaciones, hasta ahora empleadas, para aclarar los conceptos sobre la pobreza y la marginalidad.

El enfoque de la situación actual de la pobreza en Latinoamérica constituye el segundo tema a abordar. Buscamos en el responder a las siguientes interrogantes: ¿Cómo ha evolucionado? ¿De que manera se ha ido expandiendo?, ¿Cuales son sus características, causas y consecuencias?. ¿Qué sectores de la población han sido más afectados?.

La inestabilidad social que genera la pobreza impulsa a la adopción del delito como un medio para obtener riqueza, no importa para muchos si su aceptación posee, o no, legalidad. Esta realidad ocupa el Tercer Capítulo de este trabajo, donde se explican los efectos del crecimiento descontrolado de la población, de las grandes concentraciones urbanas, de los efectos desmedidos producidos por las penurias a que conlleva la miseria y la marginalidad.

En un Cuarto Capítulo se describe el efecto de la pobreza sobre esa extensa región en la que hemos agrupado, bajo el nombre de “América Latina” o “Latinoamérica”, a los países que conforman el Continente Americano y la región del Caribe. ¿Cómo se vislumbra el futuro en esta región? ¿Existen o no alternativas para la reducción futura o erradicación definitiva de la pobreza? ¿Qué hacer para enfrentarla y reducir sus efectos?.

En las conclusiones se enfocan los aspectos considerados como mas importantes para clarificar la magnitud del problema, sin olvidar que por su misma naturaleza, la pobreza y la marginalidad constituyen una macro dificultad, con especie de autonomía viral, que ataca de manera diferente a los países del continente y que podría tener fácil cura pero que de manera general tiene pronóstico reservado y características de peste maligna que se disgrega en nuestras sociedades rompiendo los sueños de verla erradicada por completo ya que las cifras indican, muy a pesar de las ligeras mejoras obtenidas, que la tendencia de la pobreza podría continuar siendo ascendente.


CAPITULO I.

LA POBREZA. GENERALIDADES Y CONCEPTOS.

Historia de la Pobreza:

Como lo refleja la Biblia, en muchos de sus paisajes, la pobreza es parte de la historia misma de la humanidad, siempre se le ha considerado como una situación normal en la vida del hombre. Los escritos de la antigüedad reflejan como la escasez de alimentos y el hambre eran algo crónico y común.

Durante la edad media aparecen las primeras manifestaciones de pobreza. Precarias viviendas sirvieron de morada al hombre y su familia. Estas, con una sola habitación en unos casos, y con un máximo de dos en otros, se constituyeron en casas que fueron el producto de construcciones rústicas y ordinarias, carentes de los servicios básicos, donde el desconocimiento de las más elementales normas de higiene agravaba las condiciones precarias de vida en las que habitaban miles de personas. Otro de los fenómenos habituales para la época era el hambre, las costumbres medievales permitían apreciar una notoria contraposición entre opíparos banquetes, de los que disfrutaban las personas que integraban las clases sociales más nobles y la inanición en que se debatían otras menos afortunadas.

Durante el siglo XIII y las siguientes tres centúrias el hambre continuó. “Entre 1201 y 1600 el ritmo de su crecimiento y propagación se mantuvo constante: Siete épocas de hambre y diez años de escasez de alimentos a lo largo de cada siglo”.[1]

El hambre y la escasez han acompañado por siglos la evolución de la vida del hombre, múltiples capítulos de la historia de la humanidad así lo reflejan, largos períodos de hambre generaron muerte y miseria. Esas largas jornadas de hambruna fueron manifestaciones intensas de la pobreza.

La pobreza se ha mantenido durante siglos como un enquistado mal difícil de exterminar. En 1798, el clérigo ingles Thomas R. Malthus[2] dejó saber, mediante un ensayo publicado, sus conclusiones acerca de la constante tendencia observada en la población a crecer por encima de la producción y la capacidad de abastecimiento de alimentos. Esta anomalía, sin un control adecuado absolutamente necesario, siempre arrastraría a la masa humana al hambre, a la enfermedad y a la guerra. La pobreza era para él, en sus consideraciones, un algo inevitable para la mayoría de los seres humanos.

Para mediados del Siglo XVIII, durante la llamada “Revolución Industrial”, se produjeron cambios y la producción comenzó a registrar un aumento progresivo. Pero este fenómeno también involucraba el incremento de la población, el cual para inicios del siglo XIX ya mediaba en un 50%. Disminuyó el índice de mortalidad y aumentó la producción de alimentos, surgiendo además otros recursos que ayudaban a abastecer a un gran número de personas.[3]

El Siglo XIX fue el siglo de la explosión demográfica, en ese período la humanidad creció más de lo que lo había hecho en millones de años. Pero, de la misma manera como esto sucedió, continuaron produciéndose nuevos acontecimientos que generaron hambre en la India, Irlanda, China y la URSS, por mencionar algunas de las regiones del mundo más importantes que fueron afectadas. Curiosamente, estas grandes crisis, no afectaron mayormente los países del mundo occidental.

Actualmente, el hambre y la escasez todavía prevalecen con sus amargas y terribles consecuencias, sin que este problema se haya logrado reducir significativamente o eliminar en nuestro continente.

Para América Latina la pobreza ha sido siempre un flagelo en constante evolución, que toma fuerzas y abarca, con sus tentáculos, un elevado porcentaje de la población. A la pobreza, como mal de la sociedad, debe cortársele el paso, combatirla, reducirla progresivamente hasta erradicarla. Es por ello que en nuestros Países, a través de nuestros gobiernos y nuestras sociedades, debemos hacernos eco de la advertencia que hace muchos años lanzó el Sr. James Grant, Director General de la UNICEF, quien señalaba que en pobreza “lo peor todavía esta por venir” y por ello debemos prepararnos para producir las transformaciones necesarias, tomando las previsiones para actuar antes de que sea demasiado tarde.

Concepciones con Respecto a la Pobreza:

Hablar sobre el concepto del vocablo “pobreza” constituye un aspecto necesario y determinante para aclarar el contenido de un trabajo como este. Esta palabra ha sido poco conceptuada en los miles de libros y artículos que se han publicado hasta el presente, por considerar muchos autores que se conoce con exactitud de lo que se está hablando.

El concepto de pobreza es muy genérico e impreciso. La historia conceptúa al "Rico” y al “Pobre” como si fueran dos naciones, cuando en realidad no se puede determinar con precisión cuando se está dentro de una categoría o donde está el punto medio entre ambas condiciones, siempre habrá una porción, un tercio, un quinto o un décimo de la población que tendrá el mas bajo nivel de ingresos o de capital, por lo cual el término “pobreza” se torna cada vez mas subjetivo y complicado de precisar.

Algunos autores e investigadores, desde hace mas de medio siglo, han coincidido en establecer que la pobreza es un mal social, una condición que estratifica al ser humano que vive dentro de una sociedad. La catalogan como un sustantivo que identifica una degeneración social, mientras que otros la expresan en conocimiento de lo complejo y extenso de lo que encierra el concepto en sí.

Entre las opiniones, mayormente manejadas, capaces de conceptuar de manera diferente a la pobreza tenemos:

· “La pobreza es intrínseca de la misma naturaleza humana, cuando no nos sentimos satisfechos, cuando vemos que otros viven mejor que nosotros.” [4]

· “Se entiende por pobreza la condición social que agrupa a aquellos que actualmente no pueden tener un nivel de vida decente, aquellos cuyas necesidades básicas superan la capacidad de sus medios para satisfacerlas”[5].

· “La pobreza es la incapacidad de satisfacer las necesidades mínimas”[6].

En los dos últimos conceptos se deben destacar la presencia de los vocablos “necesidades” y “decente” por considerarlos como elementos claves para relacionar la idea de lo que se quiere conceptuar, aunque debe quedar claro que cada uno de nosotros puede tener su propia concepción de lo que es un nivel “decente” y cada familia la idea de lo que son sus “necesidades”. Cuando se habla de “necesidad” o de “necesidades” me refiero a aquellas aspiraciones básicas a las que todo hombre desea acceder para adquirir una condición de vida adecuada, apropiada al medio social en el cual se desenvuelve. A estas urgencias básicas se les denomina alimento, vestido, educación, salud y otras tantas semejantes que le permiten al ser humano darse a sí mismo y a su grupo familiar la capacidad de vivir y desarrollarse con holgura dentro de su medio social, ambiente en el cual quiere y debe ser un ente participativo en el proceso de producción de la riqueza y disfrute de sus beneficios.

Cuando me refiero al término “decente” o al vocablo “decencia” estoy aludiendo una condición derivada del logro efectivo y satisfactorio de las necesidades primarias lo cual facilita, al hombre y su familia, el disfrute de las comodidades requeridas para vivir con desahogo, para desenvolverse en un ambiente sano, de adecuado roce social, sin discriminación de condición alguna, situaciones de bienestar que le permiten actuar con honradez en la consecución de sus medios de subsistencia. Para que esto pueda lograrse deben combinarse las acciones gubernamentales con las propias particulares inherentes a cada individuo o grupo social.

El término pobreza connota hambre, pero esto no es lo único en que realmente se debe pensar cuando en América Latina se habla de ella, la pobreza conlleva a considerar otros elementos. Sería un error referirnos a la pobreza simplemente como la carencia de uno o varios bienes considerados necesarios o convenientes para alcanzar el “mínimo de bienestar”. Hay que considerarla como algo más complejo, hay que verla como una condición en la que parte de una población, o grupos de quienes la conforman, se encuentran marginados o excluidos de los procesos que permiten generar riqueza o disfrutar de ella, no tan solo en el sentido monetario sino en un espectro mucho más amplio. De allí que es lógico pensar que las personas, según el país y las circunstancias que afecten a quienes conformen este estrato de la sociedad, tienen sus propios criterios acerca de cómo conceptuar la pobreza y sus elementos constitutivos.

La pobreza involucra privaciones, discriminación y hasta podría decirse que abandono gubernamental, estas condiciones están determinadas por históricas relaciones jerárquicas, autoritarias o paternalista de estructuras clasistas carentes de democratización, las cuales se dieron, y continúan sucediéndose, como causa efecto de la dinámica establecida en la relación de un pueblo con su gobierno. Esto hace tangible la necesidad de combatir la pobreza desde la óptica de lucha por la plena vigencia de los derechos humanos y la conquista de una autentica ciudadanía, promesa mas que realidad, para una gran cantidad de latinoamericanos, por lo que muchos estudiosos de la pobreza la han precisado como “la falta o insuficiencia de derechos ciudadanos, con ausencia de plena ciudadanía”[7].

Como resultado del análisis de muchos debates sobre “Ciudadanía, democracia y desarrollo”, podemos percibir que la pobreza se puede entender como el producto de muchos factores causales e interactivos, producto de estructuras históricas, de la vida de los Estados, que han propiciado la exclusión de grandes sectores de la población de lo que podría llamarse los beneficios del desarrollo, no porque estos se rezaguen dentro de la dinámica del proceso de crecimiento económico existente dentro de una sociedad, sino porque en sí, estos grupos, han sido producto de las deficiencias del sistema.

En los países de Latinoamérica, la pobreza y la pobreza extrema, sin importar los criterios que priven para buscar una definición de cada una en particular, no constituyen fenómenos coyunturales ni son condiciones que marcan un reducido grupo social. Por el contrario, los dos vocablos, determinan fenómenos ampliamente extendidos que se han arraigado y profundizado a lo largo de la historia de cada uno de los países latinoamericanos durante las últimas décadas. Ambos representan agrupaciones sociales que definen una calidad de vida, el uno y el otro son una consecuencia de las características que ha presentado el crecimiento económico y el neoliberalismo promovido por los gobiernos de turno y los organismos financieros internacionales.

Sustentados en los aspectos analizados anteriormente podemos conceptuar la pobreza como un grave problema social que engloba e identifica una gran parte de la población, o grupos de quienes la conforman, los cuales son afectados por muchas causales y factores interactivos de naturaleza diferente para cada País del Continente pero que, de manera global, afectan la condición de bienestar del ser humano que vive dentro de una sociedad sin poder satisfacer sus necesidades básicas siendo excluidos, como producto de la ineficiencia existente en los sistemas gubernamentales, de los llamados beneficios del desarrollo.

La Marginalidad. Orígenes.

La palabra “Marginalidad”, mayormente utilizada en América Latina a partir de los años cincuenta ha logrado alcanzar una condición impactante por el contexto de su significado.

Esta palabra, de acuerdo con estudios de profesionales y expertos en la materia, se nutre de dos vertientes teóricas relacionadas entre sí. Por un lado la “Teoría del Hombre Marginal”, o de “La Personalidad Marginal”, y por el otro la teoría de la “Situación Social Marginal”.

La primera de ellas, “La Teoría del Hombre Marginal o de la Personalidad Marginal”, fue introducida en la sociología norteamericana por Robert Park y Everett Stonequist, quienes analizaron al hombre marginal como un sujeto, al que su suerte, le ha llevado a vivir en dos sociedades, en dos culturas, no solo diferentes sino antagónicas. Se trata de individuos en situación de conflicto cultural, que participan de una sociedad, sintiendo al mismo tiempo atracción por otra a la cual considera dominante. Es una condición psicológica del hombre, que le permite sumirse en criterios de conducta y métodos de vida que considera acordes con su verdadera situación.

Al hablar de individuos con personalidad marginal, nos referimos al hombre que vive dentro de un ambiente social inferior al que le sirve de hábitat al común de la sociedad que le rodea, colectividad por la cual se siente atraído pero que a la vez rechaza por sentirse incapaz de poderla alcanzar motivado a su carencia de espíritu de superación y su falta de preparación para enfrentar los retos que involucra el alcanzar esas mejoras deseadas.

Este “Complejo de Marginalidad” caracteriza un amplio sector de la sociedad latinoamericana, la cual ha perdido valores útiles para la eficiencia productiva y la organización social. Quienes conforman este estrato de la sociedad se distinguen por estar sumidos en la resignación, la impotencia, el abandono personal y el fatalismo . En resumen son seres humanos que poseen una ausencia total de espíritu de superación aunque, en el fondo de sus corazones y pensamientos, se sientan atraídos por la idea de formar parte de un nivel de vida que realmente es mayormente confortable y agradable.

Psicólogos, antropólogos y sociólogos definen esta ausencia de espíritu de motivación al logro como un complejo de inferioridad que hace al hombre evadir situaciones difíciles, que le hacen abandonar metas y objetivos importantes en su vida, para aceptar con conformidad lo poco que tiene sin procurar proyectarse hacia un futuro mejor.

Las causas atribuidas a esta concepción simplista de la vida son la tradición histórica de dominio, propia de las culturas negras e indígenas avasalladas en la antigüedad por el señorío europeo, la carencia de intensidad para promover acciones tendientes a superar sus necesidades, la carencia de empuje, la pérdida de la dignidad, de educación, de auto estima y del honor.

Esta suma de valores perdidos lleva al hombre marginal a constituirse en un ser dependiente del Estado, que desea y acepta con facilidad el paternalismo, que ve al Estado todopoderoso como su única salvación, haciéndose proclive al populismo y la demagogia.

La segunda vertiente, la que corresponde a “La Situación Social Marginal, deriva de condiciones que producen cambios en la vida del hombre. Esta teoría es explicable por la suma del contenido de diferentes concepciones:

· La concepción ecológica:

Abarca la designación genérica de “marginales”, la cual se aplica a las aglomeraciones urbanas que se incrementan y toman asiento firme en localidades ubicadas al límite de lo que es considerado como núcleo urbano. Estas congregaciones de población son el producto de rápidos crecimientos demográficos y de la instalación de viviendas improvisadas sobre terrenos ocupados ilegalmente.

· La concepción social:

Se refiere a las condiciones deplorables de vida y de trabajo que son detectadas en los barrios marginales citados con anterioridad.

CAPITULO II

Situación Actual de la Pobreza en los Países de América Latina.

Pobreza y Población:

Desde los mismos inicios del siglo XVIII, como se pudo conocer en el contenido que hizo referencia a la historia de la pobreza, los estudios realizados sobre este flagelo social se han relacionado con la explosión demográfica. Malthus, quien hizo este descubrimiento, fue el primero en dejar constancia de esta conexión.

Malthus, en su primer ensayo sobre la población en el año 1798, señaló[8] la relación entre la población, la tierra existente y la cantidad de cosechas que se podían lograr por cada hectárea de terreno ocupada. Concluyó que los alimentos son necesarios para la subsistencia del hombre, del mismo modo como la atracción de los sexos es inevitable, lo cual ha hecho a estos factores permanecer invariables a lo largo de toda la historia de la humanidad.

Cinco años más tarde, en 1803, y luego de múltiples críticas por sus conclusiones anteriores, Malthus editó su segundo libro[9], en el cual reforzaba su tesis y afirmaba que para todo exceso existía el control y que por tal motivo el crecimiento de la población era sensible de ser frenado con acciones racionales, de lo contrario este fenómeno conduciría en el transcurrir del tiempo, hacia el vicio o la miseria.

El estar a merced de fuerzas que no se pueden controlar conlleva irremediablemente a consecuencias catastróficas para el hombre en particular y para la sociedad en que vive. En este caso, el no poder controlar una población que crece desmesuradamente, sin los recursos adecuados y sin las condiciones de territorio y medios que satisfagan sus necesidades básicas, conlleva con seguridad a la unión de una población numerosa y a la conformación de una sociedad en la que la pobreza y la marginalidad serán factores inevitables de su propia destrucción.

Para muchos, las aseveraciones de Malthus son altamente realistas, mientras que para otros no son mas que vaguedad y testimonios falsos, pero vemos que fue Malthus el primero en establecer claramente que toda población, humana y/o animal, tiene el instinto de aumentar en progresión geométrica o en índice exponencial, si no existen los controles necesarios. Esto obedece a que las poblaciones tienden a incrementarse en términos de índices anuales y este crecimiento porcentual se duplica en períodos de tiempo directamente proporcionales y bien definidos, afectando la capacidad de obtener recursos para su propia subsistencia.

La disminución de recursos, la carencia de alimentos, vestido, medios de educación, de protección de la salud y otras facilidades que favorezcan la vida del hombre, conducen inexorablemente a la pobreza y a la marginalidad.

Evolución y Desarrollo. Escalada de la Pobreza.

En América latina, durante la primera mitad de este siglo, la pobreza fue principalmente un problema social de naturaleza rural. En casi todos los países latinoamericanos la población incluida dentro de esta clasificación, víctimas de carencias de todo tipo, superaba en número muy superior a la urbana y se encontraba arraigada a viejas estructuras de tenencia de la tierra, de explotación económica y de opresión política. Se podía apreciar en este estrato de la sociedad un nivel de vida muy bajo, así como un elevado índice de mortalidad y desnutrición, lo cual era atribuido a la existencia y práctica de formas arcaicas de organización social y económica. Esto promovió la práctica de políticas de integración y modernización para buscar remediar la situación pero el problema en sí era mucho más complejo.

Estudios realizados sobre el particular por organizaciones como el Comité Internacional de Desarrollo Agrícola (CIDA) demostraron que durante los años sesenta la condición de pobreza estaba vinculaba a formas injustas de distribución de la tierra, no solo por la falta de capital, de créditos, de tecnología moderna, de mercados o carencia de espíritu empresarial, sino por la existencia de situaciones tales como el minifundio, el peonaje, el latifundismo, la existencia de población activa sin acceso a la tenencia de la tierra. A esto se podía sumar que la posesión de tierras se resumía en sistemas de dominación política existentes, de naturaleza no democrática, los cuales se materializaban al nivel regional o local y eran de carácter caciquil, autoritario, u oligárquico.

A raíz de la Revolución cubana de 1959 fueron promovidas, por el gobierno de los Estados Unidos, algunas tímidas reformas agrarias con las que se pretendía cerrar el paso a la revolución marxista continental, virtual amenaza para la región, las cuales fueron resumidas y materializadas en políticas dentro de lo que se llamó la “Alianza para el Progreso”. En numerosos países se iniciaron movimientos campesinos que reclamaban la propiedad y tenencia de la tierra, la libertad de organización y el derecho a salarios justos. El agro latino estaba en efervescencia y las oligarquías latifundistas, propias de débiles clases medias y gobiernos populistas peligraban. Los pobres del campo se constituyeron entonces en las nuevas clases peligrosas, a las que había que suprimir, liquidar o bien atender, en sus exigencias, para evitar males mayores.

A partir de los años sesenta se produjo en América Latina toda una serie de cambios en el contexto político, los grupos dominantes se organizaron de forma nacional e internacional en busca de contener la marea popular conformada por los movimientos campesinos, por los grupos de izquierda y algunos que otros intelectuales que reclamaban, con argumentos de naturaleza económica, política y social, la urgente necesidad de reformas agrarias con bases bien estructuradas. Se instalaron una serie de regímenes militares, más o menos brutales, que generaron un período de extensa violación de los derechos humanos, de conflictos subversivos o de baja intensidad los que, lejos de beneficiar, hicieron más patética la situación de pobreza y desamparo en que se encontraban millones de campesinos latinoamericanos.

Otros cambios estructurales más profundos se hicieron presentes al mismo tiempo, parte de la economía agrícola se modernizo en Latinoamérica logrando una integración mucho mayor a los circuitos globales de agroindustrialización. Los pequeños agricultores comenzaron a resultar carentes de importancia para la lógica de obtención de capitales. Los peones, los parceleros, los pequeños poseedores de tierras y los jornaleros iniciaron su transformación en asalariados de las nuevas empresas multinacionales que comenzaban a llegar al continente.

Los antiguos campesinos y sus hijos, en menos de una generación, comenzaron a declinar, convirtiéndose en parte del naciente proletariado industrial. La pobreza rural comenzaba a modificarse, no a desaparecer, pasaba de una clase productiva a otra con menores posibilidades, debido a que su siempre creciente y vigorosa mano de obra ya no se consideraba necesaria para las emergentes agroempresas innovadoras en tecnología que la suplantaban por las máquinas.

Esto dio pié a lo que tenía por fuerza que ocurrir, comenzó la inmigración del hombre del campo hacia las ciudades, abandonando las tierras a ritmos cada vez más acelerados. Los años sesenta se constituyeron en una década marcada por el éxodo rural masivo y la concentración de estas poblaciones en las ciudades y centros metropolitanos, los cuales hoy día son enormes megalópolis. Durante las décadas de los setenta y ochenta las tasas de urbanización y metropolización de las principales ciudades latinoamericanas rebasaron en más de dos dígitos las tasa de crecimiento demográfico, los cuales comenzaron a ascender.

En la región latinoamericana, a principios de los años ochenta, cuatro de cada diez habitantes se hallaban por debajo de la línea de la pobreza, esto quiere decir que este fenómeno social, afectaba aproximadamente un 38% de la población.

Luego de la famosa “década perdida” de los ochenta, en la cual se desmoronaron todas las tasas de crecimiento económico y se produjo la caída del producto nacional en casi todos los países de la región, surgió la década de los noventa, cuyo año inicial se caracterizó por el comienzo de las políticas neoliberales, de las reformas en busca del achicamiento del Estado, la apertura de los mercados, el desvanecimiento del proteccionismo, la privatización de los bienes colectivos y los drásticos y arbitrarios recortes a las instituciones de protección, previsión y desarrollo social. El resultado de estas medidas fue una creciente desigualdad en las sociedades latinoamericanas, además del aumento desproporcionado de los índices de pobreza.

En Septiembre de 1990 se realizó en Quito Ecuador, “La Conferencia Regional sobre la Pobreza”, promovida por los Países latinoamericanos, en la cual se estimó cerca de un 62 % de la población en condición de pobreza. Esta cifra representaba alrededor de unos 270 millones de habitantes.

Debido a este aumento de la pobreza, en Latinoamérica se propagó la necesidad de buscar fórmulas que permitieran mejorar, o al menos igualar, la calidad de vida dentro del ámbito de la región. Se continuaron las reformas estructurales del Estado y sus instituciones para lograr la eficiencia que contribuyera a la reducción progresiva de la brecha entre los pobres y los ricos.

A principio de 1999, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU), hizo público su “Informe Anual sobre el Estado de la Pobreza” correspondiente a 1998, documento en el cual demostró que existía un alto grado de desigualdad en América Latina, a pesar del ligero crecimiento económico que se había logrado en la región durante los años 96 al 98, período durante el cual se estimó una disminución de la pobreza del 41 al 36 %, con lo que se recuperó el nivel existente en 1980, es decir un 38%.

En el referido informe se resaltó que el número de pobres en Nicaragua, Argentina y Perú había aumentado considerablemente mientras que sólo algunos países, entre ellos Chile y Costa Rica, consiguieron una reducción sustancial de la pobreza. Según el PNUD la recuperación económica de buena parte de los países del Continente ha estado fuertemente ligada a la aplicación de planes liberales, pero al mismo tiempo considera que esto ha generado inestabilidad en las economías.

Esto permite afirmar que la pobreza avanzó arrolladoramente sobre América Latina durante los años 80, afectando uno de cada dos habitantes de la región. La pobreza se agudizó en el Continente, incluso a principios del año 1990 constituyéndose en un problema que no experimentaba ningún retroceso. Gracias a las reformas que se iniciaron a partir de Septiembre del 90 se ha reducido progresivamente hasta lograr volver a los niveles que se tenían para 1980 pero el esfuerzo aún no ha sido suficiente y la calidad de vida se ha degradado, el sector de “pobres extremos,”[10] o “pobres indigentes,” se ha instituido como una categoría que representa aproximadamente la mitad de todos los pobres.

Este crecimiento incontrolable de la pobreza ha dado paso a conclusiones que se han formulado los observadores del problema, quienes en su mayoría han coincidido en que la pobreza en América Latina presenta un cuadro de extrema gravedad.

De acuerdo con los números de la Comisión Latinoamericana y del Caribe sobre el desarrollo social (CLCDS), entre el año de 1980 y el de 1990 el total de pobres aumentó en 60.000.000, alcanzando a 196.000.000 el número de latinos con ingresos inferiores a 60 dólares mensuales, lo cual nos dice que más del 70% de la población total no podía cubrir con esos ingresos sus necesidades primarias. La pobreza extrema, calculada para todos aquellos con ingresos inferiores a 30 dólares mensuales también aumento en el mismo período y afectó a unos 74.000.000 de personas.

De conformidad con cifras del Banco Mundial de Desarrollo, se estima que aproximadamente una de cada tres personas (1 de cada 3), viven en la actualidad sumidos en la pobreza, cifra que permite pensar aproximadamente en 160 millones de personas, cuyo promedio de ingresos no es mayor de dos (02) Dólares diarios. Estas cifras son el producto de estudios realizados por la referida institución y dados a la luz en el mes de Noviembre de 1998, de aquí su actualidad y realismo muy a pesar de que también se deja saber, en los correspondientes informes, acerca de las ligeras mejoras que se experimentaron durante los años 1996, 1997 y 1998, las cuales no impiden que el nivel de pobreza en América siga siendo un problema con carácter persistente en la región.

Características Generales y Particulares de la Pobreza en América Latina:

En un artículo del investigador Peter Townsed,[11] se puede leer: “Quien es pobre se muere antes. Mis investigaciones prueban que la pobreza mata. No se trata de un comentario político o social, sino de un hecho científico”. Esta aseveración se puede corroborar y aplicar en la América Latina, donde más de 1.500.000 muertes se atribuyeron a la pobreza, en primer lugar a niños y mujeres, quienes por ser más débiles sucumben más fácilmente al hambre y la adversidad. Unos 2.000 perecen diariamente. Millones de mujeres, son hoy cabeza de hogar y según cifras del "Population Crisis Committee" de Washington se encuentran en “situación de pobreza, impotencia y hambre”, trabajan largas horas, durmiendo y comiendo menos.

En casi toda América Latina se han perdido progresivamente las defensas gubernamentales contra la pobreza. Se han venido proliferando los problemas sociales: la penuria y la marginalidad. Como consecuencia de esto el incremento de los indigentes, el crimen, la violencia familiar y social, los niños de la calle, los ancianos abandonados y otros, que sin serlo deambulan por las calles en el peor abandono, han perdido la razón o simplemente han hecho de las calles y plazas de las ciudades su morada. En las barriadas o sectores habitacionales marginales, las condiciones de salubridad inadecuada son manifiestas, la carencia de servicios públicos adecuados, la aglomeración de viviendas, el éxodo de personas del campo a la ciudad, la proliferación de ranchos y otras tantas manifestaciones de pobreza crecen desmesuradamente sin que exista control gubernamental.

La pobreza en América Latina puede catalogarse como objetiva y subjetiva. En el primero de los casos porque se materializa y se identifica con parámetros mensurables, los cuales se identifican con un nivel de vida bajo, producto de la incompatibilidad de los ingresos para cubrir las necesidades básicas para vivir. La segunda característica se concretiza por una condición mental, que crea la conciencia de ser pobres, marginados o excluidos, de tener menos de lo que tienen los otros, de lo que se debería tener, de lo que se cree se tiene derecho o de lo que se cree se debe tener.

Por último se puede caracterizar por ser absoluta y relativa. Es absoluta porque ella se puede medir en valores o en grados y por niveles tales como educación, alimentación, pesos físicos, espacio vital para un individuo o grupo familiar etc. Y es relativa por que es capaz de ser comparada, es decir de permitir cotejar las desigualdades económicas y sociales existentes en Países de Latinoamérica como producto de las tendencias económicas de las últimas décadas.

Principales Causas y Consecuencias de la Pobreza en Latinoamérica.

Muchos piensan que en las ciudades existen mejores condiciones de vida que en el campo. En las ciudades los índices de bienestar social y las posibilidades de ingreso per capita ciertamente suelen ser mejores pero también mucho más difíciles de obtener. Lo que sí es una realidad es que durante mucho tiempo las políticas de desarrollo han preferido apoyar al sector urbano por encima del sector rural, promoviendo mayor inversión productiva, de infraestructura y del gasto social.

Esta condición de apoyo constante del Estado hacia lo urbano, lejos de beneficiar, ha ido constituyéndose en un problema muy grave, siendo que las desigualdades sociales y económicas se han reproducido en las ciudades generándose diferencias que han dado lugar a la transferencia progresiva de la pobreza, del medio rural al medio urbano.

Los barrios marginales se han analizado en el transcurso de los últimos años propiciando numerosas comparaciones sobre las condiciones de marginalidad social y estructural que estos han permitido desarrollar en las sociedades latinoamericanas. Como producto de ello el concepto de población marginal se asocia con el de pobreza, sobre todo en el medio urbano.

Aunque se trata de categorías distintas, la marginalidad urbana, a diferencia de la rural no procede, ni del aislamiento ni del atraso que acusan determinadas regiones periféricas de los países latinoamericanos. Las poblaciones marginales urbanas presentan bajos índices educativos y de capacitación profesional, pero no es por ello que están marginadas. La marginalidad se debe a las características y proyecciones del crecimiento económico de los países latinoamericanos, que no han sido capaces de generar empleos urbano-industriales suficientes para absorber la creciente mano de obra desempleada y sub ocupada proveniente del campo.

Esto compete al llamado fenómeno de la “terciarización” de las economías, el cual explica como a falta de empleos productivos una gran porción de la población buscó y continúa buscando conseguir medios de subsistencia en el pequeño comercio, los servicios de bajo rendimiento, la intermediación, los trabajos domésticos etc., a lo cual se le conoce como el sector terciario de las economías subdesarrolladas.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano resalta como principal causa de la pobreza la carencia de compromiso político y no la excusa relacionada con escasez de recursos financieros para justificar la situación de constante evolución de la pobreza.

Crecimiento económico no implica desarrollo social. En muchos países de Latinoamérica, se ha mejorado económicamente pero no así la calidad y condiciones de vida de sus habitantes.

La estructura social y económica de América Latina no ha sido capaz de modificar la inequitativa distribución del ingreso y la riqueza, ni durante la llamada etapa de “desarrollo hacia adentro”, donde predominaba la sustitución de las importaciones, ni en la actual época de capitalismo neoliberal y globalizador. Apenas se ha logrado un pequeño aumento porcentual en el ingreso de las clases más afectadas. En América Latina, los minúsculos estratos superiores, siempre han tenido superior ingreso y el correspondiente aumento de su riqueza.

Esta concentración de ingreso en América Latina se ha considerado única en su género dadas las crecientes diferencias entre pobres y ricos, no tan solo desde el punto de vista cuantitativo sino del social y cultural, áreas donde se aprecian las diferencias más amplias en estilos de vida, los patrones de consumo y el ejercicio de ciudadanía.

Es probable que estas tan marcadas desigualdades sociales más que los niveles absolutos o relativos de pobreza sean el origen de la también creciente violencia criminal. Las selectivas y pequeñas colectividades de ricos se concentran cada vez mas en bolsones de extrema riqueza, constituidos en colectividades protegidas por condiciones de seguridad tendientes a limitar o frenar la inseguridad en que su misma condición les hace vivir.

Para muchos sigue con sentido de actualidad el discutir sobre la controversia de sí es peor la pobreza rural o la urbana, respuesta que dependerá del hecho que representen los valores y normas de quienes emitan la opinión

Las estadísticas demuestran que existen indicadores socioeconómicos mucho más altos en el medio urbano, así como también se consiguen en este medio mayores posibilidades y oportunidades económicas, educativas y culturales, razón por la cual muchos campesinos han emigrado hacia las ciudades o centros urbanos. Pero como contraposición es una realidad que en el medio urbano impera el hacinamiento, la desorganización social, la contaminación, y otras manifestaciones de desintegración, creciendo día a día múltiples problemas sociales como las migraciones, la deserción escolar, la delincuencia, la violencia, el crimen, las drogas, el narcotráfico, y la prostitución por nombrar algunos, los cuales contribuyen a desmejorar la “calidad de vida” en los estratos más pobres, tanto en el medio urbano como en el rural y agravan la situación de pobreza en Latinoamérica.

Por otra parte la deuda externa es otro factor agravante del incremento de la pobreza en América Latina, ya que aunque fuese cancelado su monto en totalidad aun quedaría una gran brecha o diferencia entre lo que corresponde al nivel de vida de los países desarrollados y los que no lo son, por lo que se requieren grandes esfuerzos para superar este grave problema de la pobreza y la grave situación que al respecto viven la mayoría de los Países del Continente Americano.

La Marginalidad Urbana, la Pobreza y los Sectores Informales de la Economía:

Las características de la marginalidad urbana la identifican con la pobreza y esta a su vez se relaciona con el sector informal de la economía, precisamente porque esta última no esta sujeta a regulaciones ni esta adecuadamente estructurada, además de ser una fuente de ingreso para quienes no tienen acceso a otras fuentes laborales. La cantidad de personas inmersas dentro de este sector es muy difícil de cuantificar. Se estima que entre un 40 y un 60 % de la fuerza laboral urbana se desempeña en este sector económico de baja productividad, de bajos ingresos, sin estabilidad laboral ni seguridad social. Allí se concentra la desocupación abierta y el subempleo, principales causas estructurales de la pobreza en la región latinoamericana.

La unidad doméstica es el eje sobre el cual gira la marginalidad urbana. Es el núcleo de la producción y del consumo, así como un elemento fundamental para las relaciones sociales y la sobrevivencia esencial en un mundo de alto riesgo.

La familia, en el ámbito urbano se ha tenido que fragmentar para producir, las responsabilidades se han delegado también en mujeres y niños quienes se han lanzado a la calle para procurar, de diversas formas, medios de subsistencia económicos, que muchas veces generan en problemas de diversas índoles, producto de la permanencia en las calles, el abandono, el desenvolvimiento social en medios carentes de educación y otros tantos. Pero es importante señalar que para que las mujeres se incorporen a las tareas productivas les es preciso liberar tiempo en el hogar. Sin embargo la ineficiencia de muchos servicios, entre los que podemos mencionar agua, electricidad, y aseo, les limitan en esa incorporación a la sociedad productiva.

La promiscuidad, la prostitución, las drogas, el alcohol, el robo y el crimen son males conexos de una sociedad sin ley en la que se desenvuelven las personas de bajos ingresos. Unas son impulsadas por la necesidad y otras por la desesperación de requerir y no poder satisfacer sus necesidades básicas, aunque la regla no hace la excepción y en algunos casos ya no es la situación la que obliga sino el vicio y el facilismo lo que determina ciertas conductas.

Como quiera que sea este sector terciario de las economías, este medio cotidiano de búsqueda de recursos, aprovechado por una gran mayoría de las clases desposeídas, no representa el camino más puro ni provechoso. Por el contrario, aunque muchos se desenvuelven y procuran sus medios de subsistencia en esta actividad con la mayor honestidad, otro número no menos minoritario lo aprovecha para lograr sus objetivos de manera irregular, amparándose en el vicio, el delito y el crimen. Es por ello que es bien sabido que los pobres muchas veces no logran mejorar su condición valiéndose de sus propios esfuerzos.

La Pobreza Indígena en América Latina:

La población indígena del continente se considera entre las de mayor índice de pobreza y menores posibilidades de desarrollo. Estas poblaciones suman alrededor de 40.000.000 de habitantes distribuidos en casi todos los países, con la excepción de Uruguay, de donde fueron erradicados como tales desde el siglo pasado.

La pobreza en estos pueblos es persistente y muy severa, posee condiciones de vida de diferencias abismales, en comparación con las poblaciones no indígenas.

Recientemente el Banco Mundial, en un estudio realizado, significó esta realidad con las siguientes cifras: Mientras que en Guatemala un 66 % de la población total se encuentra por debajo de la línea de la pobreza, el 87 % de los indígenas sufren de esa situación. En Perú, los indígenas acusan un índice de pobreza que refleja el doble del que sufre la población no indígena, en la que el 55 % de esa población indígena se haya en extrema pobreza.

Bolivia, que es uno de los países más pobres del continente y en el que la población indígena es mayoría se da una situación parecida, siendo que aproximadamente el 48 % de la población no indígena es considerada pobre, también lo es el 73% de la población indígena monolingüe y el 64% de la población indígena bilingüe.

En México, conforme se incrementa la densidad de la población indígena en el sector municipal, se incrementa la probabilidad de ser pobres, siendo que actualmente entre el 70 y el 84% de la población indígena menor de cinco años presenta elevados porcentajes de desnutrición.

Como una consecuencia de este estudio, el Banco Mundial señala como se correlacionan estrechamente la población indígena, la pobreza y otros aspectos como la mala educación y el descuido gubernamental, concluyendo que una mayor inversión del gasto del Estado en la educación, como aspecto fundamental, contribuiría a disminuir los índices de pobreza, considerando que nuestros pueblos son multiétnicos y que no solo la aculturación contribuye a su educación y preparación para enfrentar retos de la sociedad. De tal manera que las políticas de desarrollo social deben respetar la identidad de los pueblos indígenas, reclamo por demás mayoritariamente exigido por estas comunidades.

En el quinto centenario de lo que se llamó “Encuentro de dos Mundos”, el movimiento indígena continental cobró fuerza exigiendo, como reivindicación para sus pueblos, la responsabilidad de los gobiernos en el sentido de combatir la pobreza y la marginalidad, el reconocimiento de sus derechos de la libre determinación y de la autonomía, con exigencias de ciudadanía cultural, civil y política. En los Estados multiétnicos latinoamericanos la pobreza no solo es manifiesta en el medio rural y urbano, sino también en sus criterios de identidad étnica. Es por ello que las políticas que no consideren estos aspectos están destinadas a fracasar.

La Búsqueda de Soluciones y la Lucha Contra la Naturaleza:

El crecimiento sostenido y estable es un factor importante para contribuir a la reducción de la pobreza pero también es cierto que la mayoría de los Países latinos no cuentan con los adecuados mecanismos para rechazar los choques adversos que este tipo de modelo de desarrollo causa sobre la población pobre.

La mayoría de los Países del Continente, carecen de programas bien estructurados en lo que respecta a protección social. No cuentan con los sistemas que permitan rechazar los efectos negativos causados por las crisis económicas y los desastres naturales, las enfermedades o los impedimentos físicos que resulten de accidentes laborales o que simplemente afecten la capacidad productiva de cualquier persona. La vejez y otros tantos aspectos, que afectan individualidades y grupos familiares como un todo, lucen sin protección.

Los choques económicos, producidos por la creciente y volátil tasa de crecimiento de la población, han sido un elemento desbastador para la gente de pocos recursos, los cuales se han ido sumergiendo en mayores niveles de pobreza.

De igual manera se puede afirmar que estos países Latinoamericanos adolecen de adecuados programas educativos que contribuyan a mejorar los niveles de capacitación. Estos aspectos, todos combinados han sido determinantes para el aumento del índice de la pobreza.

El informe anual de las Naciones Unidas para la reducción de la pobreza de 1998 menciona que la reducción de la pobreza en la región latinoamericana se logra cuando hay aumento de la productividad, pero el empleo para personas de bajo nivel educativo se mantiene muy bajo. Por esa razón afirma que la única vía de salida de la pobreza es la educación y capacitación.

Pese a ello la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) cuestiona la idea en cuanto a que la educación es una formula mágica para lograr la equidad social. Por ello considera que las políticas de empleo, demográficas y de asignación de recursos a los sectores más pobres son también fundamentales para combatir la pobreza. La CEPAL agrega que la región no superará la iniquidad en tanto no corrija las estructuras de enseñanza y de empleo.

Hoy en día las metrópolis latinoamericanas constituyen receptáculos humanos, con grandes áreas de hacinamiento desorganizados, en los que por su condición es muy difícil concebir y aplicar planes reguladores para poderles proporcionar de manera sistemática los mínimos servicios humanos para el beneficio de la población. Las grandes masas humanas agrupadas en cinturones marginales urbanos han crecido y lo continúan haciendo de manera irregular, sin concepción urbanística, devorando los pocos espacios verdes disponibles y constituyéndose en verdaderos focos de pobreza y marginalidad, esencia misma de la violencia y de la inestabilidad social.

Recientemente el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), realizó su 22ª sesión anual del Consejo de Gobernadores, en la cual destacó como tema principal la atención que se está prestando a los países centroamericanos afectados por el huracán Mitch y los problemas de Brasil tras la crisis financiera, así como el informe sobre la cuarta reposición de recursos de esta institución, cuyo principal objetivo es combatir el hambre en el mundo.

El FIDA, que tiene su sede en Roma, fue establecido en 1977, en virtud de una resolución de la Conferencia Mundial de la Alimentación celebrada en 1974, como una agencia especializada de las Naciones Unidas con el mandato específico de proporcionar financiamiento y conseguir recursos para proyectos de desarrollo agrícola con el fin de combatir el hambre y la pobreza rural en las regiones más pobres del mundo.

Según los resultados de esta reunión el número de pobres se ha incrementado más que nunca antes en la historia. Un estimado de 1,3 millardos de seres humanos, más de un quinto de la población, es absolutamente pobre. Al-Sultan, Presidente de la organización, destacó igualmente la situación latinoamericana. “Miren la situación en América Central. En la secuela de devastación que dejó el huracán Mitch a países como Honduras, ha sido destruida toda una generación de progreso. La gente de las áreas donde se realizan proyectos del FIDA han visto desvanecer los frutos de sus esfuerzos. Igualmente, Latinoamérica ha sido afectada por la crisis financiera. Por ejemplo, Brasil, está enfrentando serios problemas”.

La Heterogeneidad Estructural de los Países. Un Elemento a Considerar para la Aplicación de Programas y Estrategias de Desarrollo en América Latina.

Al hablar de la concepción de programas de ajuste, en lo político, lo económico y social, para buscar la equidad, el progreso y desarrollo en países de Latinoamérica es necesario pensar en la naturaleza propia de cada país y la heterogeneidad estructural de cada uno de ellos. De acuerdo a esto tenemos que considerar que la igualdad de los Estados es un principio político jurídico que tiene mayor posibilidad de reflejarse en los hechos, si la relación de fuerza de los países tuviera un mayor equilibrio. Es por ello que los procesos de integración se logran con mayor facilidad entre países con jerarquía análoga.

Latinoamérica presenta marcadas diferencias entre los países desarrollados y los que están en vías de hacerlo, siendo que existen brechas tecnológicas e industriales que hacen de la dependencia, el endeudamiento económico y la falta de competitividad industrial los principales determinantes de la falta de equidad.

El otro enfoque que se debe considerar es el que corresponde al análisis de la estructura interna de cada país. Estos se diferencian marcadamente en toda la región, sobre todo en lo que se refiere a capacidad de producción, ingresos, recursos y grado de desarrollo.

Los países catalogados como “Primitivos” poseen niveles de productividad e ingresos por habitante comparables a los que poseían en épocas coloniales. Los llamados “Intermedios” se corresponden a la productividad media del sistema, mientras que los mas modernos o “mas desarrollados” poseen actividades industriales y de servicios pero no transmiten sus beneficios al resto de las economías. Estas razones restringen el “éxito y la homogeneización económica y social de los países en vías de desarrollo, colocándolos en desventaja con aquellos que lo han alcanzado por completo.

En Latinoamérica el problema de la pobreza no puede desvincularse del contexto económico general, por ello las políticas deben distinguir la situación diferente de cada país, debiendo ser orientadas hacia la búsqueda del bienestar y la equidad pero variando las aplicaciones según las situaciones particulares.

CAPITULO III.

La Pobreza como Factor de Violencia y de Inestabilidad Social en el Continente Americano.

La Pobreza, Una Condición Social que Genera Violencia e Inestabilidad Social en América Latina.

Con anterioridad hemos descrito y conceptuado a la pobreza como una condición social producto de múltiples causas que se conjugan para hacer que las personas o grupos, a los que por destino les corresponda vivir en ella, estén inmersas dentro de una realidad social. Esta realidad o naturaleza social afecta, no solo a quienes son considerados pobres sino a la sociedad como un todo. Esto por los múltiples problemas e inestabilidad que genera.

Cuando hablamos de inestabilidad social hacemos referencia al crecimiento descontrolado de la población producto de las migraciones, la degradación ambiental, el incremento de los cinturones de miseria, la carencia de empleo y la inseguridad, esta última generada por el vicio, la droga, el crimen, y otras tantas situaciones delictivas derivadas de las grandes concentraciones urbanas que habitan agrupadas, en condiciones no deseables, en múltiples lugares de las grandes capitales. La pobreza es por ello un factor importante de desestabilización de la sociedad, tanto más grande y peligroso como mayor sea su concentración en las diferentes regiones geográficas, en el continente o en el mundo.

Es lógico pensar que en los actuales momentos, cuando la tecnología y la ciencia han alcanzado avances significativos, que ya no existen razones de peso para considerar la pobreza como un problema sin solución. Pero el problema no radica solo en la aplicación consciente y bien razonada del poder que nos proporciona la comunicación y las facilidades tecnológicas. Hace falta estructurar planes que propicien medidas que beneficien a un numeroso colectivo solucionándoles sus problemas. Los pobres no se pueden abandonar a su suerte, hay que tenerlos presentes a la hora de construir políticas económicas y sociales, porque su impaciencia puede llevarlos a condiciones extremas, cuando se pierde la fe en la clase gobernante y no se sienten incluidos dentro del beneficio social de los programas de gobierno.

Una sociedad burlada, empobrecida hasta niveles de miseria, que siente en peligro su posibilidad de subsistencia, es capaz de levantar la voz y las manos en contra de un gobierno legalmente constituido.

Una sociedad pobre y descontenta es un cartucho de dinamita para el gobierno que no haya podido llenar sus aspiraciones y allí el peligro de que puedan cambiar sus preferencias por un determinado sistema si se lo proponen.

El peso de la deuda externa, La reducción de los ingresos, el empeoramiento de la calidad de vida han contribuido a desmejorar y reducir notablemente las inversiones destinadas al bienestar social, la educación y la salud. Esto ha generado pérdida de credibilidad y confianza en la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, convirtiéndose en caldo de cultivo para el crecimiento de las acciones delictivas y de violencia, tanto en el medio urbano como en el rural.

La insensibilidad de los gobiernos y su incapacidad aparente para combatir la naciente y prospera ola de inseguridad creada por estas acciones, ha traído como consecuencia que otras figuras del delito, aun más perniciosas, como el narcotráfico haya generado una amenaza poderosa en todo el continente americano, dispersando sus raíces por todos lados, promoviendo otras acciones como el lavado de dólares, el tráfico de drogas por todos los medios imaginables y la formación y sostenimiento de grupos subversivos, los cuales obtienen gran parte de sus ingresos a través de esta modalidad del delito.

El dinero proveniente del narcotráfico representa la descomposición que viven las sociedades, no solo latinoamericanas sino del mundo, ya que ellos promueven el delito en las clases oprimidas a cambio de un breve enriquecimiento y de una peligrosa forma de obtención de ingresos, llegando incluso, en caso de que las personas involucradas no se presten a sus criminales fines a convertirse en un riesgo para la propia vida.

El narcotráfico perjudica la convivencia social y causa daños a las instituciones, a las cuales hace perder su solidez. El narcotráfico sustenta la corrupción y estimula el crimen organizado, el tráfico de armas, el robo, el consumo de drogas, la prostitución y tantos otros males de la sociedad. Es un elemento desestabilizador, que genera ingresos llamativos en su cadena de comercialización desde el cultivo hasta el momento de su distribución, incluyendo para las llamadas “Mulas” que transportan las drogas.

La condición de pocos ingresos, de los cuales “disfruta” una gran mayoría de la población latina sumida en la pobreza crítica permite impulsar la apología del delito ante la oferta de condiciones artificiales y efímeras que puedan en algún momento generar poder y riqueza, no importa si esto se logra a cambio de la salud, bienestar, educación y seguridad del resto de la población. El narcotráfico promueve el crecimiento de una economía subterránea incontrolable por las autoridades que se desgastan combatiéndolo. Es una fuente de tensión, de zozobra, de anarquía. Es fuente de inseguridad que arrastra consigo un importante sector de la población sumida en la pobreza, constituyéndose sin lugar a dudas en una amenaza para el continente Americano y el mundo en general.

Todo esto arrastra consigo la violencia en sus diversas expresiones. La violencia representa la conflictividad social, la lucha del bien contra el mal, la protesta de una sociedad herida, abandonada, descuidada por los gobiernos insensibles o incapaces de enfrentar los flagelos sociales mencionados, bien sea por incapacidad del sistema, por la mala estructuración de los programas de gobierno o por la imposibilidad de conciliar lo que se quiere con lo que realmente se puede hacer. De cualquier manera esa conflictividad social proviene tanto de aquellos excluidos de la productividad y del beneficio de la adecuada distribución de las riquezas como de aquellos que, aún estando incluidos, se niegan a perder, compartir, o disfrutar menos de lo que tienen.

La violencia es un medio para obtener lo que se quiere cuando no se consigue por los medios pacíficos o es una forma de erradicar lo que se considera pernicioso o contrario a la ley. Es el derivado de los problemas sociales y económicos, es el producto de las inalcanzables metas políticas, que al no verse satisfechas producen en los diferentes estratos de la sociedad las diferentes formas de expresión de su insatisfacción. Ella conlleva indiscutiblemente al trastorno de la seguridad y de la paz social que tanto necesitan los países de Latinoamérica y del mundo para lograr sus objetivos de desarrollo, paz y bienestar social.

CAPITULO IV.

La pobreza, Una amenaza para el Continente. ¿ Cómo enfrentarla?

La Pobreza una Amenaza para el Continente.

En América Latina, durante los últimos veinte años, se ha venido incrementado el número de pobres en cantidades alarmantes. Existen cifras que proyectan, para finales de siglo, unos 270 millones de pobres hacinados en las áreas urbanas y otra, un tanto menor pero no menos singular cantidad de personas, en igualdad de condiciones, aglomeradas en las áreas rurales.

Estas cifras son el producto de las conclusiones a las que llegó un seminario sobre la pobreza realizado durante la última semana del mes de Septiembre de 1995 en la Universidad de Notre Dame. A este seminario asistieron diversos sectores de la sociedad latinoamericana, entre ellos el entonces Presidente de Chile Patricio Alwyn, representante del único País que había logrado reducir, de manera importante, los niveles de pobreza, disminuyéndola para el momento de 40 al 28 %.

El tiempo ha transcurrido, el problema de la pobreza se ha agravado y el nuevo modelo de desarrollo, basado en la apertura de mercados, la integración económica, la búsqueda de competitividad y la racionalización del papel del Estado ha constituido más que una opción una necesidad para la mayoría de los países en vías de desarrollo. Sin embargo este modelo económico ha afectado las sociedades y la desigualdad en la distribución de los ingresos ha continuado, los ricos se hacen más ricos y los pobres han seguido en progresivo aumento constituyéndose en un problema política, moral y socialmente insostenible. América Latina tiene la peor distribución de ingresos del mundo.

La pobreza en América Latina es un factor desestabilizador de la democracia porque, como fenómeno social, afecta un elevado número de personas y grupos que integran nuestra sociedad, es fuente de conflictos, de descontento y de violencia. Es por ello que las organizaciones internacionales afirman que las peores y más frecuentes violaciones de los derechos humanos se suscitan entre los pobres y los marginados. Desde los abusos administrativos de diversas autoridades hasta las represiones mas violentas por parte de las fuerzas del orden pasando por el manejo sesgado y corrupto del sistema de administración de justicia.

Los pobres involucran una gran cantidad de personas que carecen de verdadera representación y de poder político para ejercer influencia a su favor. En casi toda América Latina hay gran pesimismo en torno al futuro porque no vislumbran soluciones que conlleven a mejorar la situación de esas grandes mayorías. La opinión pública señala a los líderes como principales culpables de lo que ocurre, ya que la conjunción de la corrupción, la mala aplicación de las políticas económicas y sociales, así como la negligencia gubernamental, han contribuido a la pérdida de la confianza y del optimismo.

La gente se abre a la posibilidad de buscar y encontrar nuevos líderes e ideologías capaces de desarrollar ideas, cambios que promuevan la mayor participación y productividad.

Propuestas para Enfrentar la Pobreza:

Algunos analistas coinciden en que mejorar el desarrollo humano y combatir la pobreza requiere de políticas económicas que involucren sensibilidad social. Una política social agresiva que ataque con firmeza los problemas de la población en sus áreas de necesidades primarias, así como una estrecha relación entre ambas políticas que permita conjugar esfuerzos y permitan reformar la mejor distribución de los ingresos. No basta fomentar el crecimiento económico como lo promueve el neoliberalismo, se requieren medidas de redistribución de la riqueza que puedan ayudar a reducir las desigualdades sociales y económicas que forman parte del panorama de la pobreza en América Latina. Lo cual es un problema fundamentalmente político.

El Informe de la ONU sugiere dar optatividad y no cohersividad a los programas de ajuste, a la reasignacion de recursos cuando sea necesario, se debe proteger el gasto social básico e incluso se puede llegar a proponer que los donantes externos de recursos económicos exijan a los receptores no reducir los gastos y subsidios sociales para los grupos de menores ingresos. Se debe presionar para que los programas de desarrollo humano sean los últimos y no los primeros en reducirse durante un periodo de ajuste, después de haber explorado y agotado todas las demás alternativas.

Para enfrentar la pobreza de manera efectiva en América Latina no basta con medidas paliativas de la enfermedad que tan solo permitan aliviar los síntomas, no basta con enfocar solo las poblaciones definidas como pobres, se requiere reestructurar las estrategias de desarrollo, revalorizar el papel del Estado como representante de la voluntad popular en el marco de los regímenes democráticos auténticos, el cual debe promover cambios substanciales de políticas, enfoques y actitudes que permitan el engranaje activo y participativo de las poblaciones interesadas. Es importante que el Estado prevea mecanismos de seguridad que disminuyan el efecto de los programas que se puedan ejecutar en un momento dado.

A estos efectos el Banco Mundial de Desarrollo promueve simposios y conferencias tendientes a buscar soluciones y a partir de Febrero de este año inició, y tiene previstos para realizar, una serie de eventos para enfatizar la necesidad de obtener mecanismos de protección social para los pobres en América Latina y el Caribe, avanzar en el conocimiento y la experiencia de la región respecto al diseño y la evaluación de redes de protección social para los pobres y crear un foro para el debate y la discusión entre investigadores, diseñadores de políticas, representantes de organizaciones de la sociedad civil y miembros de la comunidad internacional de desarrollo para comprometer sus esfuerzos en dar protección social a los pobres.

En muchos países la resistencia al cambio es tal que incluso hay sectores de la sociedad que ni siquiera admiten la existencia del problema. Las políticas económicas deben ser renovadas y las sociales deben controlarse para lograr la interrelación adecuada que permita la mejora sustancial de la distribución del ingreso.

Como se mencionó se debe promover la mayor participación de la comunidad y de la sociedad para enfrentar la pobreza, organizando y promoviendo programas sociales bien orientados, incorporando al esfuerzo a las ONGs, y formando sistemáticamente gerentes sociales. Se debe generar conciencia entre los ricos sobre la necesidad de erradicar a la pobreza. Es necesario que aquellos más pudientes entiendan que el desarrollo y la prosperidad de un País solo se hace posible cuando la riqueza es accesible a todos los niveles de la sociedad.

Otro aspecto importante, que se debe enfrentar, lo constituye la excesiva concentración de población en las ciudades. Para buscar una solución a esa acelerada transformación demográfica urbana, cuya principal fuente fue, y sigue siendo el área rural, el Banco Interamericano de Desarrollo ha propuesto y tiene en planes desarrollar un proyecto denominado “La ciudad del siglo XXI”. Este diseño refleja, como idea central, la intención de enfrentar las necesidades de mejoras en lo que respecta a los servicios de infraestructura y la reforma del sector de la vivienda. A través de este plan ambicioso se visualizaron soluciones importantes en lo que concierne a la administración de las ciudades para enfrentar la violencia urbana, la promoción del desarrollo económico local y la renovación urbana.

El proyecto contempla seis grandes aspectos como son: Las tendencias globales que afectan el desarrollo de la región, la ciudad como motor del desarrollo urbano en la región, los desafíos de gobernabilidad que presentan las ciudades, la necesidad de reconstruir el tejido social urbano que enfrenta la agenda social de los gobiernos urbanos, los problemas de financiamiento de la ciudad y la problemática del medio ambiente urbano.

En toda sociedad debe buscarse la garantía de mejores oportunidades y condiciones de vida para sus integrantes, es tarea mancomunada que involucra a todos los sectores para garantizar posibilidades de trabajo, mayor productividad y satisfacción de las necesidades fundamentales.

Es precisa entonces una intervención decidida y calibrada del Estado (de un Estado fuerte aunque sea pequeño), un Estado que procure un nuevo estilo de crecimiento y desarrollo orientado hacia el fortalecimiento del mercado interno, la creación de empleos, el mejoramiento de las condiciones de vida de las mayorías y hacer más eficiente el gasto público. No hay mejor política social que una buena política económica, lo cual requiere de voluntad política, la cual solo se hará efectiva con la participación ciudadana real y en el marco de una real democracia. De nada sirve duplicar los presupuestos para gastos sociales de educación, salud, vivienda o cualquier otro aspecto que involucre el bienestar de los nacionales de un País si estos recursos terminan despilfarrándose o dándosele usos o destinos diferentes.

La Educación es un elemento de gran importancia para disminuir y tratar de erradicar la pobreza. Con una buena educación y preparación de la sociedad para enfrentar retos se disminuye la desigualdad y al mismo tiempo se puede acelerar el crecimiento económico. En América Latina la educación se ha descuidado y de hecho es una de las peores del mundo. Esta afirmación tiene sus bases en la comparación que puede hacerse entre el tiempo destinado a educar y calificar al trabajador en Latinoamérica y el tiempo que, a iguales fines, se le dedica en otras partes del mundo. En los países latinoamericanos se dedica un promedio de 5 años a la formación de un trabajador, en tanto que 9 o más son destinados a su capacitación en el sudeste asiático y países industrializados. Lógicamente la diferencia se hace mayor cuando se habla de medir también la calidad de la educación que se imparte.

En otra esfera mucho más amplia se deberá promover la solidaridad de los países ricos para con los más pobres. Si esto no se hace a corto plazo, las perspectivas para América Latina al despuntar el siglo XXI son sumamente desalentadoras.

CAPITULO V.

Conclusiones.

Las Reformas Políticas y Económicas, Producto del Proceso de “Integración Regional”, No Constituyen la Única Causa para el Aumento Desproporcionado de la Pobreza.

Un aspecto importante, a señalar como conclusión, en el presente trabajo, es que se puede percibir una inclinación a pensar y creer que las reformas políticas, económicas y sociales, adoptadas en los países de América Latina como parte del proceso de integración, constituyen causa determinante para el incremento desproporcionado de los niveles de pobreza.

Las reformas y ajustes estructurales adoptados por los Estados, realmente restringen y retardan el logro de los objetivos planteados para alcanzar la equidad y la mejor distribución de la riqueza pero no se pueden considerar como la única razón del empobrecimiento que hoy nos afecta, porque está demostrado, en el proceso de evolución histórico de la humanidad, que la pobreza ha existido siempre, siendo su evolución el producto de la conjugación e interacción de muchas circunstancias producto de la ineficacia en el manejo y distribución de los recursos así como de la falta de control en los procesos de desarrollo.

La Deuda Externa, Otra Razón Importante para el Crecimiento de la Pobreza.

Está claro que la Deuda Externa durante la década de los 80, específicamente en el período comprendido entre 1982 y 1990, fue factor causante de la crisis. Los países de América Latina, inmersos en ella, transfirieron a sus acreedores recursos por mas de 220 millones de dólares lo cual, aparejado a las consecuencias que dejaron los procesos de ajuste tuvieron, y aun mantienen, profundas secuelas políticas, sociales y económicas.

Las políticas implementadas para lograr los cambios circunstanciales en las economías de los Estados y las mejoras en la calidad de vida tienen en la Deuda Externa un obstáculo importante ya que, lejos de disminuirse por los aportes realizados a los Estados Centros, se ha incrementado llegando a ser superior a 500 mil millones de dólares para 1994.

En la actualidad la deuda global de América Latina y el Caribe asciende a más de 650 millones de dólares, representando más del 44% del PNB de esta región y más del 30% del valor de las exportaciones totales, según lo indican los últimos datos de la CEPAL.

Las Políticas Económicas y los Shocks Externos Causan Impacto Significativo Sobre la Pobreza, Especialmente al Influir Sobre la Desigualdad del Ingreso.

A lo largo de las dos décadas pasadas, para quince países de América Latina y El Caribe los cambios en la política macroeconómica y los shocks externos constituyeron un impacto significativo sobre la pobreza y, más generalmente, sobre la desigualdad del ingreso. Esta conclusión, casi colectiva, es una respuesta inequívoca porque la reducción de la pobreza parece estar asociada generalmente con incrementos en el PIB y el ingreso per cápita, con reducciones en el desempleo y en la inflación, con incrementos en el salario mínimo, con reducciones en la desigualdad global y con la presencia de incrementos, o por lo menos estabilidad, en las partidas de gastos sociales, Los cambios en la pobreza también se vinculan con la migración rural-urbana e intersectorial y con desarrollos específicos como la agricultura y los servicios, algunos de los cuales son afectados por los cambios en el ambiente macroeconómico general.

Se Ha Reducido el Indice de la Pobreza.

Basados en lo visto, en parte del contenido de este trabajo, podemos expresar que uno de los hechos más significativos ocurridos en los últimos años, hablamos del último cuarto de este siglo, se refiere a la reducción del índice de pobreza experimentado en países latinoamericanos como Argentina, Chile y otros más, muy a pesar de la desigual distribución de la riqueza en la región y de la conocida realidad del bajo nivel de ingreso que determina la llamada línea de pobreza.

Esta observación parece una contraposición a la realidad que observamos en el rostro diario de la vida cotidiana en nuestras grandes ciudades, pero las cifras oficiales manejadas por los organismos internacionales responsables del estudio, control y erradicación de la pobreza reflejan, con gran optimismo, la existente posibilidad de que los países latinoamericanos, afectados por este problema social, vean reaccionar sus indicativos económicos de manera favorable ante el floreciente crecimiento, que en este campo del Poder, ha sido propiciado por el mercado participativo y la economía de integración latinoamericana.

Si bien es cierto que la pobreza no se ha recuperado de las consecuencias económicas de los años ochenta (80) y no se ha erradicado en su totalidad, esto es un paso inicial muy importante porque, estando conscientes de que existen muchos países donde los pobres se incrementan día a día y aun cuando tengamos evidencia de que la distribución de la riqueza no esté mejorando en los niveles que se esperan, sabemos que hay unos cuantos países que parecen haber emprendido el camino del crecimiento sostenido, consistente y rápido, lo cual puede redundar en resultados favorables en la lucha contra la pobreza.

Aún cuando la fracción de beneficio obtenido por ese crecimiento que va a los pobres sea considerablemente pequeña, la reducción de la pobreza de todas maneras indica que el crecimiento, aunque sea al ritmo relativamente modesto de los años 1990, ha beneficiado en algo a los pobres.

Con Educación es Posible Vencer la Pobreza:

La revolución en la educación debe constituirse en una prioridad para los gobiernos latinoamericanos que aun no la hayan emprendido. Partiendo del principio de que ella constituye un punto clave para vencer la pobreza, la educación, debe ser una prioridad fundamental. A través de la formación básica de la gente, desde el preescolar hasta el postgrado, es posible lograr una sociedad con bienestar, capaz de producir y competir en igualdad de condiciones.

El mayor esfuerzo de distribución del producto interno bruto debe destinarse a la educación y dirigir de esta una mayor parte hacia los más pobres para tratar de emparejar por abajo. Por otra parte la educación debe hacerse de carácter obligatorio desde el preescolar hasta la secundaria como mínimo. Hoy en día es inconcebible que queden tantas personas fuera del sistema educativo, tantos niños desatendidos en el área del aprendizaje, que ni trabajan ni estudian, y que por tanto serán las semillas irrecuperables que mas adelante se convertirán en desadaptados sociales que colmaran las cárceles en el próximo milenio, constituyéndose en otro gran problema para la sociedad.

Es importante promover incentivos para motivar a la participación educativa. El Estado debe, más que financiar, aportar recursos a la demanda por medio de becas u otros estímulos a los estudiantes para que ellos, junto a su núcleo familiar, sean quienes participen en la selección del colegio de su preferencia. Con esta nueva distribución de los recursos, los colegios buscarían procesos de perfeccionamiento constante para obtener mejores profesores, mejores instalaciones y así atraer mayor cantidad de alumnos y con ellos los recursos.

La educación debe ser concebida para la vida y para el trabajo. Garantizar un medio de ocupación para todo aquel que cumpla con su proceso formativo. Para ello es necesario determinar cuales son las necesidades del País para adaptar a ello la enseñanza en las escuelas, técnicas y universidades.

Unir estas ideas a una adecuada estructuración del período de instrucción escolar, considerando las condiciones multiétnicas de la población y la creación de comedores escolares, pueden contribuir de manera importante a atender a la población que tiene menores recursos.

La Estructura del Estado y su Nivel de Intervencionismo debe Reformarse y Ajustarse a las Necesidades del País Donde Funcione.

Tal vez algún día será posible que no tengamos gobiernos, tal vez en algún momento de la historia la madurez adquirida nos permita vivir en orden, con el máximo respeto a lo ajeno, donde cada ser humano se comporte como quisiera que se comportaran con él. En ese momento el Estado hará la vida llevadera, ejerciendo un rol meramente coordinador, con orden en lo logístico y en lo administrativo.

Pero ¿cual debe ser la función del Estado en un mundo tan cambiante como el de hoy, donde las naciones han alcanzado notorias diferencias en su grado de evolución y desarrollo, siendo afectadas por problemas políticos, sociales, económicos y militares muy diferentes?.

Lógicamente no podrá ser igual para todos. Nuestra realidad latinoamericana y lo estudiado a lo largo de este año nos permite afirmar que en los países mas desarrollados, donde la administración marcha con la fluidez que da la experiencia de muchos años en el manejo de la cosa pública, la sociedad ha madurado desenvolviéndose sin demasiados problemas y el egoísmo es apenas el que se requiere para promover el progreso y mejorar los niveles de vida de cada persona, solo hace falta una mínima presencia del Estado, la cual es suficiente para garantizar la paz, la distribución equitativa de los recursos y el equilibrio económico que permita avanzar sin tropiezos haciendo aquello para lo cual existe el Estado: asegurar el bienestar de los ciudadanos.

Pero para aquellos Países menos desarrollados, donde la inmadurez política prevalece, donde la mala digestión de ideologías, modelos improvisados y la pésima aplicación de recetas prefabricadas han dado por resultado el derroche de riquezas, hace falta algo más contundente, una estructura que haga posible identificar y comprender la esencia de las buenas relaciones que deben imperar en los intercambios comerciales, laborales o sociales, que erradique el egoísmo excesivo de quienes manejan la economía o el poder y solo miran su propio beneficio o su pequeño párrafo en la historia, Un Estado que enfrente con valentía las posiciones inclaudicables de partidos que ofrecen oposición sin mas representación que aquella que les otorga su intolerancia, Un Estado que reduzca, que frene las demandas exageradas de organizaciones clasistas para las cuales el país es tan solo su fuente de rentabilidad. En estos países se necesita un Estado fuerte que sea capaz de controlar estrictamente a todos los sectores evitando que alguien evada sus obligaciones tributarias, laborales, sociales.

Pero la estructura y funcionalidad del Estado debe complementarse con un gobierno que, estando a su frente, gobierne con dignidad, que converse, que promueva consensos y forme las alianzas que considere cuando sean necesarias, sin entregarse maniatado a la boca del lobo olvidando cual es su principal objetivo. Un gobierno que sea capaz de colocar al Estado por encima de individuos, personalismos, ambiciones y que tenga el suficiente valor para desligarse de vínculos o alianzas egoístas o traicioneras. Informándole al pueblo que lo eligió las razones para las alianzas y deslindes.

La Pobreza Representa una Amenaza para el Continente. Por ello la Consolidación de la Democracia en América Latina está en Peligro sino se Disminuye o Erradica este Flagelo.

Esta conclusión es la deducción final de esta monografía, la cual me permito fundamentar en todo lo antes referido. La proximidad del final del siglo y la actual situación de pobreza existente en los países latinoamericanos refleja una dolorosa y no menos peligrosa realidad que afecta un alto porcentaje de la población, que poco disfruta de los beneficios a que bien podría acceder si hubiese una mejor y mas equitativa distribución de la riqueza.

El porcentaje de pobreza en Latinoamérica alcanza hoy niveles que se aproximan al 45% del total de población en toda la región, pero que llega, en algunos países, a superar el 80% en forma particular.

A pesar de los logros alcanzados por algunos de los Países Latinoamericanos en materia de reducción de la pobreza, lo cual es tan solo un granito de arena en la inmensa montaña que representa nuestro continente, el crecimiento desproporcionado del número de pobres en América Latina representa una Amenaza latente para la seguridad integral de la región ya que la democracia y su estabilidad descansan sobre una gran bomba de tiempo cuya carga explosiva reside en la masa humana que está actualmente desatendida y que se proyecta hacia el futuro con un porvenir por demás desalentador si no se le da una mayor importancia y efectividad a las políticas económicas y sociales, en el contexto del proceso de desarrollo que se ha iniciado y se viene realizando en la gran mayoría de los Países del continente.

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[1] William Far, The Influence and of the High Prices of Wheat of the Mortality of the People of England, ( Journal of the Royal Statistical Society, February 16, 1846, vol. IX ) , pág. 158.

[2] Thomas Robert Malthus, (1766 – 1834) Economista Británico, cuya principal contribución a la economía fue su teoría de la población, la cual publicó en el libro “ Essay on the Principle of Population “ en el año de 1798.

[3] T. S. Ashton, ( 1760 – 1830 ) The Industrial Revolution, (Oxford University Press, 1948), págs. 3-4.

[4] Hartley Withers, Poverty and Waste , ( Segunda edición revisada, Londres 1914.)

[5] Definiciones Oficiales en Estados Unidos, redactadas en el “ Informe Anual del Consejo de Asesores Económicos de la Presidencia de la República” para el año 1964, momento en el cual el Presidente Jhonson inició la llamada “Guerra contra la pobreza” .

[6] Idem a la anterior.

[7] Ciudadanía: Admitido como el conjunto de los ciudadanos de un pueblo o nación. Fernando Corripio “Larousse. Diccionario Práctico. Dudas e incorrecciones del idioma” ( México. Ediciones Larousse. 1996 ) , Pág. 120.

[8] Thomas Robert Malthus expresó en su ensayo sobre la población lo siguiente: “ La población, cuando no se controla, aumenta en proporción geométrica, mientras que los recursos alimenticios, lo hacen solo en proporción aritmética.”

[9] Thomas Robert Malthus, “On Population” .

[10] Pobres Extremos: Se consideran en esta categoría aquellas familias que, aunque destinaran todo cuanto ganen o perciban como ingresos a la compra de alimentos, lo cual es hipotéticamente imposible si consideramos que requieren de transporte, vivienda, salud, educación y otras necesidades básicas, no alcanzarían para comprar las proteínas y calorías mínimas necesarias para vivir.

[11] Peter Towsend. “ La Pobreza ,Causa de Muerte”, Diario El Universal Caracas ( 07/01/88 )